domingo, 16 de diciembre de 2007

El Receso

Ha pasado ya bastante tiempo desde el último post, y no puedo evitar darle vueltas a mi cabeza por las razones por las que dejé de escribir este íntimo diario de memorias. Primero debo decir que el semestre académico ha terminado, y que el tiempo aquel por el que reclamaba y anhelaba ha vuelto de cierto modo. Reconozco entonces que escribir en este lugar fue una de las pocas cosas que me mantuvieron a flote durante los tiempos de estrés y que probablemente hubiera perdido la razón dentro del hervidero de dilemas que solía dominar mi mente, que encontraron en este espacio la fuga de presión. El concierto de Soda me dió además la tranquilidad de mente para continuar subiendo la pendiente, y al final de todo, la cumbre fue conquistada. Una concentración criminal del último mes me ha dejado con pocas neuronas para concentrarme demasiado bien. Eso me justifica la ausencia por un par de semanas.



Ahora debo entrar a trabajar, ayudar a mi papá en la oficina, cosa que hago por el cargo de conciencia que me da la gran inversión de cada semestre. La verdad es que no quisiera hacer más que dormir, y perder el tiempo sin reparos ni cargo de conciencia, pero la situación es distinta. La rutina regresa, cortando los deseos de un camino vagabundo, y veo como pasa el tiempo, sin trascendencia, en la soledad que una pantalla de computador puede ofrecer durante horas y horas seguidas. El próximo año no es demasiado prometedor, pero al menos el choque con la realidad no será tan feroz. Se me escapa la música, y sólo puedo ensayar con mi banda unas pocas horas los fines de semana, a pesar de haber prometido comprometerme de lleno en estas épocas. La sensación de que nada vale la pena de verdad me invade muy a menudo. La resignación a la rutina la he asimilado sin darme cuenta. La rebeldía por caminar en el centro desaparece. Envejezco y soy uno más. A mi edad debería estar disfrutando de las cosas más banales que exhortan los sentidos, pero una madurez adelantada me ha dejado aislado de un entorno social estable. Las festividades me han parecido esta vez momentos intrascendentes, y daría igual si tuviera 20 o 50 años, las reacciones son las mismas. Lo único rebelde es mi cabello, que empieza a enroscarse de lo largo y formar rizos simpáticos. De repente aparece el fantasma: no sé ya si soy Alonso Llosa, el sujeto que escribe y se cree bohemio, o el muchacho que esconde su nombre y se somete a la rutina y los malestares de una sociedad sin espacios. He perdido el romance, y eso acentúa la situación de sometimiento. He dejado de mirar a la luna, y la recompensa parece ser demasiado vacía. ¿No es posible acaso llevar una vida tranquila y llena de arte?... la verdad carezco de una base que me diga que vale la pena, que hay personas que cómo yo disfrutan de la literatura y la música a niveles sanguíneos. Supongo que sólo queda dejar el sololoquio al viento y esperar que le de la vuelta al planeta para regresar a mortificarme.

martes, 20 de noviembre de 2007

Escribir parece ser lo único sensato de estos días. Componer, un ejercicio sobrenatural. ¿Por qué no estudié literatura o música? Maldito talento matemático que me absorvió las opciones. Debería hacer doble programa con diseño, al menos conseguiría una novia que no sería tan obsesiva como la última.

El Grito

Nací pereirano. Mi papá también es pereirano, pero soy tan bogotano como el típico capitalino inmigrante. Desde los 15 días de nacido me desenvolví en este inpredecible clima, y toda mi vida fue observada por las mismas cuatro paredes. La pasión del fútbol me fue transmitida desde una edad demasiado tierna. Mi papá, entusiasta como pocos, me llevaba a sus partidos amateur desde antes que yo pudiera hablar. Antes de entrar a la escuela de música, hice parte de la escuela de fútbol de Santafé, donde me dí el lujo de apretarle la mano al "Tren" Valencia. Una operación en el pie hizo que mi carrera futbolística acabara mucho antes de lo que quizo empezar, y el conservatorio ocupó mis tiempos libres. Sin embargo, esa sangre Quimbaya y Tayrona que corre por mis venas (mi mamá es samaria), es la misma que todos los domingos me pone al frente del televisor a ver cuanto partido de fútbol aparezca. Desde pequeño desistí de ser seguidor del Deportivo Pereira, tal vez debido a lo chico que parecía, y cuando todos a mi alrededor eran seguidores de América y Millonarios, elegí al grande Atlético Nacional como el objetivo de mis gritos. Es un momento importante cuando un colombiano elije ser hincha de un equipo, así que la trascendencia del compromiso está presente de cierto modo. Sin embargo, por más patriota que pueda sonar la ecuación, soy de aquel grupo de personas que tienen su mirada en el fútbol extranjero. Lejos, pero lejos, en mi corazón, el primer lugar de culto pertenece el Club Atlético River Plate. El más millo, lejos. Gracias en parte a Juan Pablo Ángel, y Mario Alberto Yepes, a quienes idolatro sin reparo, o gracias a Aimar y Saviola, o simplemente porque me tocó ver al grande River de Ramón con el tridente mágico, soy seguidor incanzable y fiel. Pocas cosas me pueden apartar de un partido de River, y doy gracias al hecho de que siempre han tenido a los mejores colombianos en sus filas.

Parece que hablar de fútbol está fuera de lugar en este espacio, pero hoy era un día especial. Se enfrentaban los dos equipos más importantes de mi vida: Colombia y Argentina. Mascherano, que tanto extrañamos en River, y el Ringuito Amaya del otro lado. Este encuentro era aún más especial para mí de lo que es para muchos, pues escucho hablar de los jugadores de ambas escuadras casi todos los días de mi vida. "Olé", el diario argentino, es casi que una de las páginas de inicio de mi explorador, y River siempre está en mis prioridades.
Esta es una de las nóminas con más jugadores del medio local de la historia, sólo comparable a la selección del 93, y al frente estaban los jugadores mejor pagos y con más calidad del fútbol europeo. Los últimos dos días nos golpeo un sol impresionante, pero una hora antes del encuentro llovió, como para ayudarnos en el cometido. Del partido no voy a hablar, pues no soy periodista deportivo, y todos los que son periodistas deportivos me caen mal de un modo y otro, pero si puedo hablar del grito. Ese grito cuando el balón de Bustos se coló entre la red sin obstrucción alguna. Se gritó de corazón. Esa sensación sólo puede sentirse en ese momento. No estaba en el estadio, pero vivo a 5 cuadras de él, y el rumor unísono de miles de almas eufóricas es indescriptible. Para alguien que lo vive como yo, no hay nada similar. Eso no se comparó con el segundo gol. Este si fue sangre hirviendo. Salí corriendo por todo el apartamento y asusté a mi primito pequeño. Seguramente debía tener el rostro desfigurado y rojo de tanta sangre y adrenalina acumulada. El cuerpo saca fuerzas de donde no existen, y de una forma única, todo el aire de los pulmones se transforma en un prolongado y grave grito que es capaz de espantar mil guerreros valientes. Para mí, que era tierno aún cuando viví el 5 cero, este gol fue el más importante de la historia, y lo grité como debía. Gritos, pasión, Colombia. Dan ganas de cantar el himno y bailar un bambuco, el sanjuanero, un porro y tomar una Águila. Y sí, si quieren olviden este momento de júbilo tricolor, y échenle la culpa al árbitro. Pero es historia, y nos vamos para sudáfrica. Puede que no seamos los mejores, pero somos los que mejor celebramos un gol.

lunes, 19 de noviembre de 2007

El Ascenso Final

No logro unir las ideas. La cohesión de mis pensamientos se pierde a medida que me involucro cada vez más dentro del estudio de la carrera que escojí. Ya no tengo tiempo para leer a Poe ni a Cortázar ni a Borges ni a Márquez. Ya no tengo tiempo para esuchar a Hendrix o a Joplin o para enloquecerme un rato con Miles y Coltrane. Las letras de mis canciones han perdido profundidad, puedo sentirlo, y debe ser un mal síntoma. La inmediatez de la catástrofe me ha retornado la fe en otras fuerzas que puedan cambiar el destino insípido de la rutina ruín. Ya nisiquiera tengo nostalgia por otros tiempos. Tal vez es porque ha pasado demasiado tiempo y los recuerdos de una vida más propia se borraron a fuerza de trabajos, exámenes y proyectos. La posibilidad de dedicarme a otra cosa pasa demasiado por mi cabeza. La ausencia de una presencia femenina en el horizonte hace temblar las bases mismas del fuerte que solía tener en mi cabeza. Estoy vulnerable, tal vez demasiado, algo inestable. El saxofón está guardado desde principio de año, y el resto de la banda atraviesa la misma crisis por lo supérflua de la música que suena en las estaciones de radio. La composición me pesa, tocar la batería se transforma en necesidad, en terapia semanal. Dos horas a la semana, me desquito con los parches de los tambores de los que brotan ritmos de consuelo, pero no logro transmitirlo a mis compañeros.

Me dolió dejar de ir al cine foro. Ese lugar que me salvó del encierro de los pensamientos especializados y los lenguajes técnicos. El arte y la fotografía que me llenan se mostraban en dos horas los jueves, junto a cinéfilos y gente que pasaba por la Virgilio. Ahora vuelvo a la vigilia artística. Sólo la pequeña exposición del museo de arte moderno parece subsanar horas de falta de tertulia, pero sigue siendo otra de mis excursiones solitarias hacia la ciudad que quiero. Quiero cine, quiero fotografía, quiero música, quiero libros y quiero una silueta dulce que me acompañe.... quiero tiempo. Es el ascenso final, pero después de esta vienen muchos más premios de montaña. Esta ha sido la cumbre más difícil a la que me he enfrentado, una hecatombe completa. Me quedo sin oxígeno, sin ganas, sin ambición. Estoy perdiendo la identidad y me fusiono con una masa de estudiantes iguales. Somos autómatas, meras enciclopedias con falta de criterio en cosas más simples. Nadie observa el atardecer, nadie miró el peculiar brillo de la luna. Nadie busca un significado más allá de conseguir una buena calificación y salir el viernes a bailar y tomar. Nadie se percató de Fotográfica Bogotá.... nadie me busca como yo. Estoy en el lote, entre todos los que van por donde indica la ruta de la montaña, pero este lote no tiene lider. Soy yo el que se quiere esconder, mi cuerpo me ruega por un descanso, pero no puedo darme siquiera el lujo de comer adecuadamente. El ritmo es acelerado, sobrehumano, descarado. No puedo evitar utilizar los tiempos libres para el ocio, perder los minutos en descansos para la mente y el cuerpo. Banalidades tal vez, pero necesarios para recomponer la sinápsis. Así se me pasa el tiempo, y soy cada vez menos lo que solía ser. Cada vez soy más como ellos, como lo que no quería ser. El ascenso final está de frente, pero mi bicicleta está rota y oxidada, y mi mente paralizada por el ritmo.

sábado, 17 de noviembre de 2007

My Precious




La compré hace más de 4 meses, pero la cercanía del evento me come poco a poco. Falta poco tiempo para verlos volver en Bogotá, y sólo me siento orgulloso de esas pocas monitorías en la universidad que me permitieron ahorrar el dinero para este momento histórico. Estaré en general, lejos... en el gallinero... me los tendré que imaginar desde allá, pero vale la pena presenciar el momento. Soda Stereo rox.

martes, 13 de noviembre de 2007

Declaración

Me rindo. Que me lleve el mundo, que en estos días estoy cansado de luchar contra la marea.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Superlitio Videos

Esto es Superlitio. La banda colombiana de la ciudad de Cali con la perfecta fusión entre Funk, Rock, Tropical y Electrónica. Su álbum "Tripping Tropicana", ha sido ganadora de varios premios y nominada al grammy.

Esta es "LoFi"


Esto es "Foxy"...... (yeahh.. social political music)




Y esta es "Que Vo' hace"... aunque el video no me gusta, la canción es mi favorita.... que se la lleve la marea

Escape

Un día festivo más que significa olvidarse de que toda la ciudad descansa y llegar temprano a la facultad a seguir trabajando. Aunque quisiera que fuera de otra forma, debo encontrarme allá con ella, que sigue con esa postura de desprecio por mi actitud, mis amigos y mi música, pero al menor descuido intenta robarme un beso. No debe ser fácil estar enamorado de mí, pero estoy cansado de tener que lidiar con ese rencor que me tiene por terminar con ella hace ya tanto tiempo. Debo conseguirle un novio que haga que se olvide de mí, y la tarea parece bastante complicada. Si lo mezclamos con el hecho de que sabe presionarme en los botones adecuados para que me deje llevar por su coqueteo, la situación es bastante incómoda, y suele terminar en peleas de las que prefiero escapar. El trabajo no quizo funcionar, como nunca ha querido funcionar. Parece que necesitamos un exorcismo para que algo nos prenda como debe prender, pero este diseño ya me colmó la paciencia. Para rematar estaba Rock al Parque, y estoy seguro de que lamentaré por demasiado tiempo el haberme perdido la presentación de Catupecu Machu. Esta vez apuntaba al final de la jornada con Sidestepper, Superlitio y Aterciopelados, pero estaba sentado en el quinto piso del edificio de la facultad cuando empezaba a atardecer. Necesitaba cualquier excusa para salir. Cuando sonó "You Know You're Right" de Nirvana y ella dijo "¿qué es esa porquería?", la bomba explotó y un instinto asesino me invadió. De alguna forma me controlé... esperé un tiempo, tomé mis cosas y me fuí sin dar explicaciones. Intentó detenerme en el hall, pero también me daba satisfacción el dejarla abandonada y con el trabajo inconcluso, y le dije que iba al festival de rock. Ella me dice de que esa calificación es importante, y yo le respondo que hay cosas más importantes que una calificación. Parece que no sabe hacer nada cuando no estoy trabajando con ella, y ella es de las que se toman su estudio demasiado en serio, así que le duele cuando pongo algo por encima de un trabajo.

Llegué a mi casa sin aliento, y con el tiempo suficiente para tomar una capa para la lluvia y comer un poco de arroz con leche del que prepara mi mamá. Corrí hasta la avenida y tomé un bus que llegó bastante rápido. Es la primera vez que voy solo para Rock al Parque. Para los que no lo conocen, se trata de uno de los festivales de rock gratuitos más grande del mundo. Claro que no tiene comparación con Rock a Río, pero este es gratuito, y gente de todo el país viene por tres días a escuchar todo el día las mejores bandas de la escena local y la internacional que a veces aparece. Esta edición fue especial, porque casi todo el cartel era colombiano, y el sentido de música underground, de lo verdaderamente patrio, de lo más propio del rock nacional aparecía en todos los miles de jóvenes que decidieron mojarse bajo el cielo bogotano para dejarse llevar por los sentidos.
Ahí estaba. Solitario entre unas 20 mil personas. Y sin embargo, parecía ser el único que bailaba y saltaba como loco entre las 100 personas que me rodeaban. Podía sentir las miradas de las personas. Unas miradas de admiración por la forma como me contorcionaba (se bailar gracias a sangre costeña) y saltaba y me disfrutaba el espectáculo, otras de contrariedad por la demencia que mostraba. Superlitio pagó la baldada de agua que San Pedro nos mandó esta vez. Funk, Rock, Reggae y Folclor fusionados de una forma perfecta que solo los más grandes artistas pueden lograr. Tienen unos tintes electrónicos que hacen la música ideal para cualquier gusto, y una banda lo suficientemente carismática para lograr la euforia que pude experimentar en carne propia. Me sabía casi todas las canciones. Gritar, saltar, y mojar mi rostro mirando hacia el cielo fue una de las mejores terapias que he tenido para dejar de lado los problemas del estudio y de la soledad. Este cansancio desbordado que invade cada músculo de mi cuerpo sólo lo puede provocar un concierto de la forma como lo viví. Esa sensación de satisfacción y la adrenalina que parlantes de tres pisos de alto provocan sólo se pueden sentir en vivo. Ahora recuerdo como siempre el hecho de que nunca ví a James Brown en concierto. Aterciopelados fue más nostálgico. El público era de mayor edad, y todos estábamos cautivados por el suceso de la reunión. La música fue la misma, con otros ritmos, pero Bolero Falaz y Florecita Rockera se escuchó por toda la ciudad gracias al grito unísono de miles de personas. En fin. Estoy aquí cansado, despreocupado por lo que me pasará mañana debido a mis acciones y falta de responsabilidad. Un escape después de todo, pero volveré a estar atrapado en unas horas.

Lluvia

Llueve. Llueve en Bogotá. El sábado suspendieron Rock al Parque por la granizada. Fue la granizada más grande de la historia de la ciudad. Efectos del calentamiento global supongo, en estos días es fácil decir que todo es culpa del calentamiento global. Todo es culpa del calentamiento global y de Bush y de Uribe y del Alcalde y de tus profesores. El sonido de los chorros de agua que caen sobre el pavimento es una banda sonora particular. Es lo único que rompe el silencio. Eso junto con el sonido de mis dedos golpeando el teclado, ruido poco melódico y rítmico. Se escucha el sonido diferenciado de la barra espaciadora cada cierto tiempo. Es distinto si; tal vez me equivoco y soy capaz de crear un pequeño ritmo si me lo propongo. Barra espaciadora. Letras, letras, espacio, letras asdfjasdfas asdf asdf asdf asd asd jopwjeo sdf asdf asf as f d sjja wpoe . Es divertido, escuchar escribir, escuchar digitar. Borrar también parece tener un sonido diferente, porque es inevitable presionarlo para borrar letra por letra. Suena cuando me equivoco, es rapidísimo, pero no logro hacerlo con más rapidez. Un teclado puede ser un instrumento musical supongo, un instrumento para hacer música con tus palabras. Tiene que existir alguna frase que tenga la mejor tonada. Debo buscarla, tomará tiempo, pero algo saldrá de esas pequeñas desvarianzas. Ojalá tuviera todavía la vieja máquina de escribir. Esa si tenía el sonido apropiado, la campana al final, el golpeteo de los martillos sobre la cinta. Ahora es el mero roce del plástico, nada demasiado sonoro o elegante como el metal.

Llueve, llueve. Mi mente viaja por lugares inciertos cuando debería estar concentrados en elaborar un trabajo para conseguir una calificación que me permita mantenter un promedio que me asegure una pasantía en una empresa importante y así tener un seguro futuro profesional y ser el hijo que mis padres quieren. Lo único que quiero es vivir sólo, tener una hamaca, un perro y un bar donde pueda poner blues y funk cuando me dé la gana. Un empleo parece ser demasiado fuera de lugar, pero mis pretenciones no son demasiado elevadas. Lo único que parece ser utopía es encontrar esa mujer que comparta mis desvelos y desvarios. Suelo resignarme, no creo que la encuentre como tal, y me elaboro complejos sueños donde la conozco en la Cinemáteca Distrital, y es la misma que estaba sola en la inauguración de la exposición de la historia del cine colombiano en el Museo Nacional, y vemos la trilogía del padrino juntos bajo unas cobijas.

Ha pasado tiempo, y ahora llueve en Bogotá. No ha pasado demasiado con mi vida, o al menos no como quisiera. Suelo narrar lo cotidiano, pero cuando lo cotidiano son horas interminables de estudio de ciencias exactas, y trasnochadas sin sentido al frente de un programa para simulación de modelos dinámicos, la vida se te pasa. Antes salía al sol, y me escapaba al centro, a mi centro, a caminar sin destino, pero ahora las jornadas sin receso me han deteriorado el espíritu aventurero y rebelde. Me resigno poco a poco, no puedo evitarlo. Me da asco pensar que me estoy volviendo en una pequeña maquina calculadora que no necesita pilas y parece descompuesta cada tanto. Mi círculo de amigos se reduce ahora a los compañeros de estudio, y sin darme cuenta se convierten en familia. Un alfiler rozó mi corazón cuando me dí cuenta de que el viernes llegué a mi casa más temprano que en un día de estudio normal. Ese pensamiento está en mi cabeza desde entonces. "Nadie dijo que iba a ser una carrera fácil", "¿quién le manda a meterse?". El problema no es la carrera, estoy a gusto en ella. El problema es que no se dan cuenta de que en mi cabeza no suele ser la primera prioridad. No se dan cuenta de que no puedo vivir sin la música. No se dan cuenta de que hablo con nostalgia cuando hablo de libros y de Edgar Allan Poe y de Cortázar. No se dan cuenta de que me duele estudiar el jueves porque dejé de ir al Cine Foro de la Virgilio Barco. No se dan cuenta de que soy una mente compleja que quiere conocer todo pero que se especializa porque la sociedad lo requiere. Soy arte y matemática, soy un psiquiatra demente, soy saxofón y batería, soy blues y funk, soy fotografía e ilusionismo. Tal vez no soy nada. Tal vez soy una descarga de palabras y el ruido del teclado. No deja de llover.
Querido lector:

Si te parece que mis pataletas y babosadas tienen algún sentido, por favor contáctame y ayúdame a repararlo. Sean comentarios o correo o mensajería instantánea, ya no puedo con la inquietud que me deja el saber que alguien me ha leído. La faceta más sincera de mi vida se plasma en este diario poco ortodoxo y libre para todo el mundo, pero hay veces que se necesitan opiniones para disipar la niebla.

Alonso

PD: Busco la persona en Argentina que se devoró todo el blog.

sábado, 27 de octubre de 2007

Esquizofrenia

Tener delirios de psicólogo es algo que siempre he poseído. Aprender a leer las personas es bastante fácil si eres lo suficientemente observador. Siempre miro los zapatos de la gente y me doy cuenta del nivel social del que provienen. Miras su cabello y te das cuenta de su dedicación en la imagen, por lo que también se preve la educación. Las ropas complementan el paisaje, y la manera de caminar comprueba las teorías.
La lectura también se manifiesta en la expresiones faciales, y la forma en la que mantienen la mirada revela las intenciones.

Ahora no analizo a nadie, me analizo a mí. Me doy cuenta de que mis monólogos se transforman cada vez más en polémicas. Cada una de mis facetas se manifiesta sin trabas cada vez que llego a temporadas como esta en la que el tiempo dedicado para mí es particularmente pequeño.

En silencio se manifiesta el reflexivo. El pensador. El que observa el mundo y lee. El que escribe el blog y el que se muere por el cine clásico y los cuentos de Poe, Cortázar y Borges. El que escucha radio de opinión y lee las editoriales. El que tiene el programa cultural en la mochila, el que lloró cuando acabó la exposición en el museo de arte moderno.

El músico esta siempre presente. Es el que canta al caminar por la calle, el que empieza a tocar una batería imaginaria con los dedos en los momentos menos esperados y desespera a la gente. Al que le brillan los ojos es a él cuando ponen una de las mías, y es el nostálgico cuando pasa por un conservatorio o escucha música de banda. En este hay dos: el saxofonista y el baterista. Cada uno con gustos musicales propios y a veces complementarios, y es aquí donde empiezo a bailar sin tregua.

El romántico es bastante interior. Esta siempre presente en las discusiones, pero no se ha poseído lo suficiente demasiadas veces. Es la falta de compañía lo que lo reprime, y es el que saca las metáforas y mira la luna. Ayuda mucho en la composición, pero es tímido para mostrarse.

Al científico lo he intentado dejar de lado, pero he llegado al punto de necesitarlo para sacar adelante los estudios. Es demasiado bueno, de los mejores del país, pero es en el que menos me quiero convertir, debido a lo cerrado que se me puede volver el conocimiento. Este lo utilizo mucho, y su agilidad es impresionante a veces. También colabora con lo de la psicología.

El charlador es gracioso, el alma de la fiesta y coquetea con cada palabra. Este es el que me lleva a tomar cerveza, a hablar de cosas sin profundidad ni sentido. Lo tengo pulido, y me permite desenvolverme socialmente como un obtuso superficial más. Es muy seguro de sí mismo, y proyecta confianza en los demás. Es ese yo que los demás observan la mayor parte del tiempo. Poco serio y despreocupado, aparentemente sin metas, pero es lo que me identifica. Relajado, predomina en mi exterior, pero por su impulsividad suele ser vetado en los monólogos.

Hay muchos más dentro de esta mente encerrada. Suficientes para enloquecer a cualquier loquero con moderado estudio. Suficiente para confundirme cuando necesito confianza. Soy una combinación extraña de arte, matemáticas, retórica y bohemia, nada demasiado homogéneo, y cada vez más a la deriva. Una gelatina que no cuajó bien, una raza sin nombre. Caído del zarso, bailarín de sangre, amante del sancocho, lector sin compromiso, nada neurótico, estudiante de japonés. Nada concreto, nada definido, silueta borrosa de un proyecto que tenía esperanzas. Falta de sueño y exceso de pensamiento. Esquizofrenia.

lunes, 22 de octubre de 2007

Ella, La Anhelante

Cuando la veo venir a la distancia siempre intento mirarla directo a los ojos. Sin bajar la vista espero que ella haga el saludo y le respondo con una sonrisa. No tengo ningún interés en particular, pero tengo una intensa curiosidad en su forma de ser, y en su forma de hacer contacto. Hace que la llamen igual a la luz, y se escribe con el sol y la luna. Desde que la conocí me pareció interesante, tal vez exótica, pero no tengo certeza de lo que quiero encontrar. Ella tiene en la mirada el deseo de encontrar a alguien, pero la tortura de saberse dentro de un mundo que es naturalmente aislado se divisa dentro de esos ojos negros bien abiertos y atentos. Es eso mismo que muchas veces siento, pero con ella se nota en el aire, y mi reflejo en su mirar me toca el psicólogo interior.

Quiero hablar con ella y sacarla a mirar el mundo. Mostrarle que la vida no es la que observa en su pantalla, y que se mueve en los círculos que no debe. Es un caso como el mío, un sujeto enredado en sus propios pensamientos, pero en un desierto más infame. Quiero enseñarle el camino para no tener que encerrarse en su cuarto todo el día y sólo salir por un par de clases que no le interesan demasiado. Sacarle un pensamiento profundo sin necesidad de una carcajada para bajarle la seriedad. Por ahora su mirada es la de una mujer anhelante. Si, anhelante. Me recuerda lo que era yo mismo en una época, y ella siempre atenta. Espera que a la vuelta de la esquina se cruce con el hombre que le hable de los mismos intereses que ella, pero con un pie en la realidad que le permite moverse sin reparos en la sociedad.

Sólo nos une las clases de un lenguaje que pocos entienden, y esa mirada que ya no puedo descifrar por completo. Cuando nos encontramos por la calle, siempre está con el mismo tipo con cara de estar enamorado de ella que me mira con desprecio. No pienso quitársela, pero algún día la sacaré de ese mundo. Tal vez sólo necesita un buen tipo con una mente más abierta, y tengo varios amigos que serían buenos candidatos. Una cerveza debe ser algo ajeno a su vida, pero desearía mostrarle la forma trivial con la que aproximo la situación. Ojos de anhelo, ojos atentos, ojos desesperados, ojos examinadores. Una vida diferente, aislada y rodeada de inadaptados. Es falta de adaptación la que sufre, eso de lo que parece me sobra. Ella no sabe que la entiendo, que le mostraría cosas, que no necesita tener un círculo tan cerrado, y que no traiciona sus principios al hablar con alguien fuera del círculo.

Debido a sus intereses, siempre está rodeado de hombres, porque la participación femenina en sus actividades es bastante reducida. Y los hombres suelen enamorarse fácil, y ella parece rodiada de esos hombres enamoradizos. Quiero rescatarla, pero no sé como abordarla, tanto que creo que me equivoqué y le mandé la dirección de este diario, aunque tal vez con eso sea suficiente para que busque mi amistad. Alonso Llosa sabe de un par de cosas, y no sabe muchas más, pero conoce lo que es estar aislado en su mundo sin demasiadas elecciones. El secreto está en abrir la ventana y mirar afuera, mirar las nubes, mirar la luna.

Tan loquero como amigo, espero me encuentres querida anhelante. Espero estés buscando. Espero la pista sea suficiente. Llevo una vida relajada, y espero contagiarte la tontería. Tengo esa manía de querer arreglar los problemas ajenos, y necesitas quien te abra la ventana, porque tus ojos siempre han querido ver afuera. Ojalá encuentres el camino. Ojalá encuentres tu destino.

domingo, 21 de octubre de 2007

The Cure

No pude sino sentir un poco de vergüenza ajena cuando me dí cuenta de que Robert Smith y The Cure estaban en medio de la crema innata del pop latinoamericano en los premios Mtv de este año. Un homenaje en medio de las tristes figuras célebres representantes de lo poco original y el manejo de imagen agresivo de los medios hicieron que no pudiera hacer más que taparme la cara. Hace demasiado tiempo que le perdí el respeto a Mtv y su inhabilidad para reconocer lo verdaderamente auténtico, aunque debo admitir que tiene una seudoconciencia que termina en eventos como Live 8 y similares que son bastante buenos. Sin embargo, la versión latina de la cadena no es más que un reflejo de lo superficial de la sociedad latinoamericana, dónde la moda de todos los países parece ser igual, y los mexicanos acomodados quieren marcar una tendencia en su forma de vestir que no deja de ser otra copia más.

En fin, hay muchas razones por las que no puedo tener una postura a favor de Mtv latinoamérica, y la vergüenza que tenía se transformó en impotencia cuando sentí que al final de la presentación empezaba a sonar la guitarra tropical de Juanes. Muy ideal para las fiestas y las discotecas, pero al lado de Robert Smith, al que Jimi Hendrix le tiene una silla reservada en el cielo de los músicos junto a James Brown, simplemente es un párbulo con indigestión que grita babosadas sin profundidad.
Simplemente era demasiado contraste, y nadie puede negarlo.

Así que la pena me hico darme cuenta de que el único modo de homenajearlo como se merece es escuchar su música. Debo decir que el día que The Cure venga a Bogotá estaré dispuesto a cualquier proeza o humillación necesaria para conseguir un buen lugar, aunque por ahora es algo imposible. De todas formas tengo casi toda la discografía, y puedo decir con certeza que fue una de aquellas bandas que hicieron parte de la banda sonora de mi vida, y tienen un lugar especial en mi corazón, por lo que no puedo sino emocionarme y cantar con el alma en la mano cuando la escucho en cualquier lugar.

Definitivamente mi canción favorita. Love song es de esas cnaciones que no puedes evitar que se te metan adentro. Con un par de cervezas es imposible no insinuar unos ojos mojados al cantar la melancolía... "I will always love you"




Cuando salió Greatest Hits, la tristeza de tal vez saber que sería el final de The Cure invadió a algunos de los que los conocíamos. Nos dejaron esta joya en el álbum. Cut here, y ese pequeño trabalenguas que no puedo decir completo.




Pero claro, esta banda está hecha para hacer música, y se cansaron de no salir de gira, por lo que volvieron con The Cure y una de las más hermosas con la que me han trasnochado. Alt.End.



Aaaah... que delicia... Salud.

sábado, 20 de octubre de 2007

Agarrando Pueblo

Y lastimosamente no viví la época del Boom cinematográfico colombiano, pero estoy lo suficientemente acertado para saber del legado de Carlos Mayolo al cine nacional. Aquí hay un fragmento de "Agarrando Pueblo". El lugar es Cali, y en esa época todas las grabaciones de los noticieros y los documentales se encargaban de mostrar la miseria de los años 70 en nuestro país. Esta imagen de miseria aun se mantiene en la memoria de la mayoría de los extrangeros, y aunque la situación es distinta, las grabaciones suelen tener ese tinte de pobreza y hambre que hizo que Carlos fuera uno de los que utilizaran el término "Pornomiseria", una especia de morbo por lo más bajo de la sociedad.





Esta es una especia de película documental que se burla de aquellos que buscaban retratar esa decadencia de la sociedad colombiana de finales del siglo pasado.
Hay que decir, que toda sociedad latinoamericana presenta este tipo de problemática, pero es algo innegable que los medios suelen exagerar la realidad, y como resultado, siempre seremos un país tercer mundista a los ojos del mundo.

Fin de semana y el escape

Han sido un par de semanas agotadoras, y esa es la única razón por la que he dejado de escribir. La falta de tiempo hace que tu cabeza deje de preguntarse por pensamientos divergentes que no tienen nada que ver con tu trabajo, y el cuerpo cansado por la jornada vence cualquier intención de pensar en las palabras correctas para un diario secreto. Hoy me desquito, y escribo para mí, y para la gente que me lee en Perú y Chile de vez en cuando.

Y bueno, el jueves tuve que pasar la noche en vela por un trabajo que dejó de funcionar a las 11.59 pm. Me empezó a funcionar a las 6 am y la entrega era a las 9. La ausencia de sueño, combinado con toda una semana de trabajos hasta entrada la noche, terminaron por crear en mi mente una especie de malparidez cósmica que me hacía irritable y suceptible a buscar rabietas. Un viernes sin ganas de entrar a clases y sueño en cada silla con espaldar, y sin embargo el espíritu de las salidas de los fines de semana seguía latente. Dormido, cansado, con un libro de 3 kilos en mi espalda y con una modesta cantidad de dinero, dejé de asistir a la clase de la tarde con la excusa de regresar a descansar a mi cama. Incluso llamé a un amigo para que me acompañara a tomar un par de cervezas. Cuando me despedí de mis compañeros y me disponía a tomar el bus, me dí cuenta de que no era justo de que no me saliera con las mías durante tanto tiempo. Llamé a mi amigo y me inventé una excusa para abandonar mis propósitos iniciales. Me dolió en el alma mentirle, pero era de esas cosas que tenía que hacer.

De repente la mochila me pesó menos, y el clima me importó poco. Llueve mucho en Bogotá por estos días, y con los pies fríos y mojados me decidí a seguir mi ruta secreta: caminar hacia el centro sin rumbo.
Ahora que lo pienso, mi fascinación por el centro parece ser algo sin sentido para la gente con la que hablo, pues el centro para un ciudadano común es un lugar más y poco atractivo. Para mí representa algo especial, pero es especial porque es secreto. Mis incursiones solitarias hacia la zona más congestionada de la capital son las de un mochilero en un país nuevo, y a este lugar por el que miles de personas pasan todos los días a toda hora lo tengo en mi corazón como mi zona de escape privado. Es también la certeza de no encontrarme con alguna cara familiar la que me permite deambular sin destino y con todos los caminos a mi favor. Al principio de la semana me había inventado ya un dolor de estómago para caminar las hermosas arquitecturas de las casas antiguas que están sobre la vía principal en la entrada del centro, pero esta vez fue especial por la ira acumulada y la falta de tiempo propio.
Mi mente vagabunda se encargo de que mi cuerpo sin sueño retomara la vitalidad de siempre, y en el lugar de mis caminatas furtivas prendí el cigarrillo que sólo en ese lugar enciendo, al principio del camino que sólo yo recorro. De repente se hizo evidente mi ezquizofrenia cuando uno de mis sujetos recordó que había entrado al Museo Nacional y de que ese viernes se inauguraba una nueva exposición temporal. El otro sujeto me regañó por pretender internarme en un museo cuando los viernes es de fiesta y alcohol, mientras que yo tenía la intención de uno de los planes más geeks del mundo. Sin embargo, cuando recordé que era una exposición de cine no hubo segunda opción más que correr de inmediato aunque el cielo pintara para derrumbarse sobre las calles.
Bastaron dos cigarrillos, y un poco más de 30 minutos para llegar a la antigua cárcel de la capital que alberga las colecciones más importantes del país. El Museo Nacional siempre ha sido un lugar donde me siento cómodo y el cine es una de esas cosas que me llenan el hambre de historias, así que la combinación fue perfecta para soltarme la mufa de la semana. A la entrada estaban unos argentinos con una guía turística, y en la tiquetería unos gringos algo amargados. Extraño observar un extranjero fuera de las playas, pero reconfortante de espíritu.
Pagué la admisión, dejé mi pesada carga en el guardaropa y me sumergí en la historia del cine colombiano. Es una de esas experiencias reveladoras y educativas. Siempre he sido un amante del cine clásico a blanco y negro, y de las obras más tempranas del séptimo arte. Creo que debido a la falta de competencia, las primeras obras contaban con la misma calidad del teatro, y los directores se esforzaban por concebir verdadero arte visual. Fue bastante grato encontrarme con imágenes que se confundirían fácilmente con cualquier puerto europeo a no ser por la frase "miss colombia 1923", y aunque creo que no era ese el año, parecía la celebre grabación de la despedida del Titanic.
En fin, me encontré con un viaje por la historia y por los personajes y lugares que la hicieron posible (http://www.museonacional.gov.co/cine.html). Ahora el hambre por más de lo que presencié me ha devuelto la chispa que a veces me nace por las formas de arte que se me aparecen. La biblioteca de mi universidad es una de las más completas de latinoamérica pero no tiene las películas de Carlos Mayolo que busco, por lo que la búsqueda apenas comienza.

En fin, otro escape exitoso y gratificante que se suma a otras cuantas pequeñas victorias en mi lucha contra el mundo de la sociedad obtusa y la falta de tertulia.

Macho

Y ella de repente, en medio de la conversación dijo algo como: "Perdona que te lo diga. Tal vez me vas a odiar cuando te lo diga: Pero tu eres muy macho para una mujer como ella". No supe como reaccionar, así que sólo atiné a darle un abrazo algo simplón y ocultar mi cara de vergüenza que opacaba la de satisfacción. La Paisa hablaba de mi ex-novia, y de como parecía bastante incompatible mi relación con ella, y con ese comentario sincero se ganó una amistad que de seguro disfrutará.
Y es así. Aún no comprendo como fue que pude mantenerme tanto tiempo en una situación con ella. Es, en el fondo, todo lo opuesto a lo que busco en una mujer: es intensa en el estudio, escucha la música que odio, y obtusa para las cosas más simples que se pueden disfrutar en la vida. En el momento que la conocí, creo que simplemente quería comprobar si todavía era capaz de seducir. Era alta, eso si no se lo niego, y mi propia estatura me obliga a que busque a aquellas que superen el nivel de mi horizonte. Cuando me dí cuenta de que le gustaba (era demasiado evidente), hice el movimiento y terminamos juntos. Creo que fue la falta de una mujer en tanto tiempo, o el hecho de no haber tenido novia en mi tiempo universitario aceleraron mi accionar.
Aunque hay momentos que no se pueden negar que disfruté, dejé de ser el sujeto que solía ser debido a la influencia de su presencia. En todo el tiempo que estuve con ella sólo pude leer un libro. Ella odiaba el hecho de que tuviera una banda, de que los sábados prefiriera ensayar a salir con ella y se ponía roja en cuanto a la vocalista que tenía en esa época y que me sonreía bastante. Ahora espero volver a encontrármela para invitarla a un café, aunque supongo que eso sería imposible en estos momentos, sobre todo porque dejó la banda y se perdió en su estudio.
En fin, ya van casi tal vez más de 6 meses desde que la dejé, y cada día ha sido mejor. Pude volver a abrir los ojos y salir solo a caminar de nuevo al Parque Nacional. La composición me ha vuelto de repente, la inspiración me brota por los poros con suficiente cafeína y vuelvo a mi secreta vida de bohemia. Ahora ella me odia y me ama a la vez, hay un sólo paso como dicen por ahí, pero en el caso de ella es bastante evidente. No puedo evitar tratarla mal como respuesta a su agresiva actitud frente a mi forma de ser. Es una especie de enemigo con la que tengo que lidiar todos los domingos cuando debemos trabajar en tareas para la universidad. Se transformó en una carga, y tiene nombre secreto cuando lo comento con mis amigos de la carrera.

Sin embargo, me quedé pensando en lo de "macho". Es una expresión muy rara, y no es la primera vez que me la dicen. Le pregunté de nuevo, y lo que la Paisa me respondió me dio a entender es que parezco de otro nivel, de otro mundo, de pensamiento más profundo que el de una mujer sin más ambiciones que una buena calificación. Tal vez exagero, pero se me combina con mis sospechas de que algunas féminas me ven como alguien inalcanzable. Supongo que ellas creen que deben prepararse demasiado para intentar entablar una conversación conmigo. Es la primera vez de que me doy cuenta de que a veces si proyecto esa estela intelectual que tengo oculta para el público, pero seguramente exagero. "Ah, verdad que a ti te gusta..."... "el jazz"... si... debo sonar raro. No todos tocan saxofón, pero no soy todos, y todavía espero mi armónica Blue Marine afinada en Do bemol (aunque deberían decir simplemente afinada en Si.. cosas raras del blues).

Jeje... creo que a ella nunca le regalé la luna.

Regreso

Ya extrañaba escribir. Supongo que no hay terapia más sensata para reconocerte que escribir sobre tu vida. Al releer una y otra vez las voces en mi diario, me nace el sentimiento de autenticidad que pretendo poseer, a la vez que me sorprendo de lo polimórfico que puedo llegar a ser. Esto no está hecho para ser leído por alguien en particular, simplemente es un ejercicio mental que espero que alguien reconozca. No soy escritor, no soy poeta, y a veces soy músico. La vida de un sujeto como yo gira en torno al estudio y la universidad, pero la verdad es que mi cabeza quiere salirse todo el tiempo. Hay veces que sucede una implosión, y todos los pensamientos que se me quedan me consumen con el tiempo. Soy terco en ser nostálgico, demasiado romántico a veces, y todos me conocen por otras cosas. Ese polimorfismo que tengo, de ser pero no ser, de mirar pero no mostrar, de sentir pero no decirlo, de escribir pero ocultarlo, todo esto lo exprimo aquí, para mí. No espero que alguien me encuentre por esto.
Por cierto, Alonso Llosa es un seudónimo.

jueves, 11 de octubre de 2007

Carta

Hay veces que la soledad te invade. Sueltas palabras al viento para que nadie las escuche, y tu mente recorre melancólica el pasado. Es un efecto que no puedes evitar, porque la memoria funciona para que recuerdes mejor los instantes felices, y logran parecer eternos y lejanos, y le das una y otra vez la vuelta, y te comparas con el ahora. La imaginación permite que viajes en el tiempo y encuentres el punto de convergencia que hubiera cambiando todo el álbum de los recuerdos, y te creas películas con otros guiones donde los personajes realizaron elecciones distintas. Es en el silencio de la ausencia de compañía en que el futuro es más anhelado, y te creas la silueta que te servirá de consuelo. Una sonrisa, un peso al lado tuyo al despertar, con eso te conformás y aparece lejano, poco definido y borroso, y primero tienes que terminar ciertos asuntos, y en algún punto la conocerás, y te sonrojarás, y no soportarás el poder de la mirada porque la creaste con ojos mágicos que descifran el alma.
Después de viajar en el tiempo regresarás al punto muerto que te impulsó el vuelo inicial. Te encontrarás de nuevo aislado y perplejo ante la falta de argumentos para mantenerte a flote. La rutina te consumirá poco a poco, y la única forma para que no te pierdas la intuición será sedándote con distracciones. Anestesiado y apasiguado te darás cuenta de que es inevitable continuar igual, y que lo que buscas no lo encontrarás rápido, y que la espera será mucho más larga de lo que puedes soportar. Probablemente terminarás por seguir otra opción que no contemplabas, y que se vé opacada por la elección primera. Y sigues, y sigues, y sigo. Por otro lugar lejano preguntándote lo mismo que me retuerce los sesos todos los días. Llego sin esperanza, espero que no sea tu caso y que me puedas reconocer cuando se dé el contacto. Busco la mirada mágica, busca la mirada apagada. Te busco ya por costumbre. Encuéntrame si puedes.

lunes, 8 de octubre de 2007

Caminando por el Centro

Hoy decidí escaparme toda la mañana para caminar por el centro de la ciudad. Se suponía que debía encontrarme con compañeros para realizar un trabajo, pero decidí tomar el bus y pasear la ciudad, así que hoy terminé como el sujeto observador que pocas veces tiene la oportunidad de brindarse espacio.
Siempre le he tenido cierta mística al centro. Tal vez es porque años de crianza atemorizada me infundieron la creencia del peligro latente, o porque las altas concentraciones de gente hacen más notorios los contrastes. Es un lugar pintoresco, donde las arquitectura antigua se funde con el exceso de publicidad amateur de comercios informales. La historia de un país reposa sobre los cimientos de la zona, pero supongo que para que pueda continuar el ritmo de la sociedad actual la historia debe ser ignorada. Fue un día de lluvia, uno de los peores del últimos mes, especial para caminatas solitarias. San Victorino, la zona del comercio popular y del contrabando apareció primero, con los anunciantes en las puertas de los negocios con micrófonos y parlantes a todo volumen intentando llamar la atención a fuerza de notoriedad sonora. Chaquetas, celulares, cigarrerías, lechona, todo parece estar en su sitio, y la plaza es la misma plaza de cualquier pueblo del país, pero camuflada entre el transporte masivo y toneladas de asfalto, matizado por los sonidos del tráfico congestionado con el color que sólo los años de smog le brindan a los edificios más antiguos. Caminé en el sentido de los cerros, al oeste, cerca al capitolio, y me quedé mirando fascinado los lugares donde la gente se refugia de la lluvia. Cualquier lugar parece adecuado, y es cuando es evidente que en Bogotá todos los mostradores tienen paraguas a la venta.
Andube por cafés, ministerios, plazas, locales de artesanías, sin rumbo especial, regresando en mis propios pasos, con el paraguas en la mano y mi mente en las calles estrechas y pedestales con personajes desconocidos. Me desilucionó el hecho de que la presencia de universidades trajera consigo el de jóvenes de revistas y moda que también soporto en mi universidad, pero eso también enaltece la policulturalidad de lo verdaderamente urbano, si tal palabra tiene un significado real.
Como siempre observé a las personas caminar, intentando encontrar a alguien que luciera algo introspectivo. No encontré a nadie con la mirada trascendental que imaginaba y disfruté comer solo en un restaurante grande en medio de la lluvia. Pensaba que me toparía con cafés de bohemia en cada esquina, pero más bien fue todo lo contrario y las cosas de las clases más populares están en cada esquina. Sin embargo, el hecho de no encontrar ese mundo intelectual imaginario del que quiero ser parte no evitó que esbozara una sonrisa en mi rostro al tener que volver a la rutina del lunes. Me dí cuenta de que las personas que viven en este pueblo grande se pueden tomar la vida relajademente del mismo modo que yo defiendo pero sin preocuparse por tener una educación en filosofía, literatura o artes. Disfrutan de cosas más simples como una buena promoción o una serenata tradicional. La cantina es tan válida como el pub, y no soy mejor por tener tres idiomas y medio en mi currículo. Una lección de humildad y de ciudad, que terminó con un joven cantando Andrés Calamaro en el bus. Buen día de ciudad.

domingo, 7 de octubre de 2007

Ermitaño

Poco a poco mi fe en encontrar personas similares a mí se va reduciendo. En el fondo sé que es bastante difícil que un estudiante universitario aplicado tenga un libro en su mochila sólo por el gusto de la lectura. También resulta extraño encontrarse con alguien componiendo música al lado de una taza de café. Las personas que asisten al cineforo parecen ser poco carismáticas, y creen que al saber un poco tienen la autoridad para creerse más que los demás. Parece que soy un simple ermitaño que vive sin rumbo dentro de la sociedad de la que se supone se debe alejar. Es una definición simple, pero parece ser la más adecuada, un sujeto sin sueños más que el conocer el sentido de las cosas. No hay montañas a las que me pueda escapar, y la vida ascética no es una opción en la actualidad. Sólo me queda pensar, escribir de vez en cuando y seguir con la corriente. Encuentro personas, amistades, personas de las que me quiero rodear, pero sé que ninguna tiene en la cabeza lo que quiero encontrar, aunque aún no sé que sea aquello a lo que me refiero. Ermitaño sin montaña, ermitaño acomodado, ermitaño sin experiencia. Salgo cada fin de semana con el objetivo de encontrar una persona que me siga el ritmo, pero me conformo con aquella que mire ha la luna. Las pasiones terrenales parecen convencerme sin agresividad, y una vida simple y banal me seduce sin presionar. No he dado el paso completo, porque la soledad me aterra, no lo puedo negar, pero cada vez el dilema de poseer dos mundos opuestos me constipa. La ezquizofrenia llegará, la veo llegar, no podré ser profundo y simpático a la vez, y la soledad me embargará y naufragaré en un limbo de ideas. Ermitaño sin montaña.

miércoles, 3 de octubre de 2007

One Bourbon, One Scotch, and One Beer

Maestro del Boogie Woogie. John Lee Hooker, el tartamudo que supo llenarnos de Blues.

Cada Día se la Traga mi Corazón

Uno de los músicos que más respeto se llama Juan Manuel Tomás Arturo Chao, o mejor "Manu Chao". Gracias a él tal vez tuve ese temprano impulso de aprender algo de francés que se me ha olvidado con el tiempo pero que me alcanza para leer ciertas palabras de manera correcta, y fue una de mis mayores influencias en mis tiempos de Reggae y Ska, aunque la verdad no puede encasillarse en ningún genero músical. Si algo puede llamarse "alternativo", serguramente será la música de este francés de padres españoles y que nos canta en todos los idiomas. Empezó con su familia en Mano Negra, y siempre ha demostrado que la música puede llevar un mensaje de la realidad, y que la política está para el que la busca ahí.




Este año sacó su nuevo Álbum "La Radiolina", y entre la muy buena música que trae se encuentra la premiada "Me llaman Calle", que sirvió de banda sonora para la muy buena película "Princesas". Así que observad: Manu antes y ahora...


lunes, 1 de octubre de 2007

Insomnio

Indecisión. Eso llena mi cabeza cuando me doy cuenta de que quiero ser muchas cosas pero a la vez no soy ninguna del todo. Estoy leyendo unas historias de Poe y me doy cuenta de que soy este joven pensador encerrado en una jaula de clases de física y diseños de cosas que pocos comprenden. Me pierdo en las ideas sobre los caminos de los antiguos filósofos para alcanzar la verdad, inducción o deducción, pero debería estar leyendo sobre amplificadores operacionales con realimentación, todo para poder sacar la carrera adelante. ¿Qué sospechará la persona en el bus que me vé sacar un libro olvidado y en otro lenguaje cuando logro conseguir sitio?... no creo que se dé cuenta de que estudié gramática musical por siete años, que mis labios son gruesos porque se acostumbraron a la embocadura de mi saxofón alto, que toqué en dos orquestas sinfónicas, que fuí galardonado como el mejor bachiller de mi promoción, que estuve en finales de olimpiadas de física y química, que sé algo de japonés, que mis falanges se han engrosado por tomar las baquetas para tocar la batería, que estudio una ingeniería y que también me gusta. Al final del día simplemente termino revisando las últimas noticias de fútbol y el correo esperando que algo suceda. Acaba de terminar la semana de receso, y la ausencia de clases no me modificó el panorama. Ahora permanezco indeciso, atrasado con mis deberes, a la espera de algo que me marque el camino a seguir. La banda está paralizada, sin vocalista, buscando un nombre nuevo, y un impulso que perdió unos meses. La composición depende de mí y no tengo ni el tiempo ni la disposición que necesito para dedicarme. El cine parece no ser suficiente, una vez a la semana es poco trascendente para el universo que encierra el arte del movimiento. Mi tiempo de lectura es ahora incierto debido a la cantidad de distracciones que poseo. El fútbol me apasiona como a un colombiano más que se conmueve y sufre con la selección. Mis amigos y las mujeres trastornan las prioridades.
Creo que llegué al punto en que no tengo prioridades. No creo que mis fantasías se puedan considerar como sueños, hacer música, viajar, tener un trabajo cómodo, nada concreto; tal vez esta difusa imagen de la mujer que quiero y que cada vez se ve más lejana, pero un sueño después de todo. Antes funcionaba ser el número uno académicamente, ahora no lo soy, y me he vuelto mediocre, un paria del estudio. No, no es el estudio el que me rechaza, soy yo el que lo aborrezco ahora que tengo cierto grado de libertad. Debe ser la libertad el problema, algún filósofo sabía bien que el hombre no sabe qué hacer con la libertad, y que las masas necesitan a alguien que les diga su camino, y aparece lo absurdo del sistema. Sería fácil señirse al estudio y dejar todo de lado. No tendría que estar escribiendo pensamientos sin destino ni argumento, y mi mundo giraría en torno a la lectura académica y a seguir un currículum y un programa establecido, como todo padre quisiera que fuera. Sé que si mi tiempo se gastara en esto con facilidad retornaría a esos primeros lugares que probablemente me ayudarían a conseguir un trabajo estable y acomodado, con el respeto de toda la institución.
Nonsense. Este post es todo lo que me pasa cuando se me traba la máquina de hacer música. La nostalgia por tener el saxo guardado puede ser el culpable, y la falta de esa armónica tan postergada. Debo ser un iluso si creo que puedo ser músico, científico, letrado y enamorado a la vez. La ilustración fue una utopía que fracasó, y no debo ser algo en contra de la historia. Supongo que será cuando sea un anciano retirado que el conocimiento llegará por la experiencia y por el tiempo, y me burlaré de lo osado que era al querer ser todo y nada tan joven. Punks, metaleros, médicos, arquitectos, vagabundos.... sería más fácil cumplir con un estereotipo que te diga la forma de vestir y de actuar, el miedo a la individualidad y a tomar tu libertad hacen que los grupos dicten tu forma de ser. Esto se alarga, tengo que dormir.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Licantropía

Tal vez fue haber leído "De la Tierra a la Luna" y "Viaje alrededor de la Luna" de Julio Verne, y seguramente también tuvieron que ver las historias de las mitologías de todo el mundo sobre ella, pero aún ahora no puedo dejar de maravillarme como un niño. Hoy es luna llena, y es en noches como hoy que no puedo dejar de soñar con los selenitas viéndome a mí viéndolos fijamente. En noches con cielo despejado me duele en el alma la miopía y agradezco a los lentes por permitirme observar el paisaje manchado y pálido del satélite fiel que adorna la bóveda oscura e ilumina los caminos donde no llega la ciudad, pero parece que son pocos los que se dan cuenta de que está ahí, sin falta, sin retrasos. La ciencia ha hecho que las cosas se vuelvan triviales, y la luna es simplemente el astro que orbita alrededor de nuestro planeta, pero ese carácter sagrado que adornaba los pensamientos de las sabias culturas ancestrales se perdió en el tiempo.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Try Writing... Results May Vary

KEEPER

Thrilled by the wind on my face
thrilled with the sound of flowing water
wait for me and we'll both have some tea
wait 'cause I've necer stopped waiting.
Too many movies made me full of romance
too many music rise the hope for someone
most of the time I wonder if you exist
but again nobody seems to have the answer

I've got apicture in my head
her eyes make the sight go blurry
the sweet siluet does a pad through the sky
a gap, and I'm melting in the shadows

So I'm searching at every single place
kkepin' the hope with every smile
I play the game among the shalow ones
ask for the books, watch the reaction
one day you'll come by and ask me back
and the shape in my mind will come together
most of the time I wonder if you exist
but again nobody seems to have the answer

So please, tell me
are you my soul keeper?

(directamente desde el pedazo de hoja arrugada... ojalá pueda pegarme otra inspirada de esas)

domingo, 23 de septiembre de 2007

Iniciación

Lo recuerdo bien. Fue en aquellos días que era demasiado evidente que tenía mi cabeza en otro lado. Los libros, la música, el cine, el arte, todo lo quiero conocer. Mi inquietud por el cine recién empezaba y decidí volcarme de lleno en mis tiempos libres que eran pocos. Quería empezar desde lo más temprano, por la nostalgia del blanco y negro, así que fue inevitable encontrarme con una de estas. Y esta fue... Wuthering Heights, Cumbres Borrascosas, la primera película que marca el inicio de mi cinefilia aficionada de poca dedicación.




Si, si... extremadamente dulce y romántica. Pero he descubrido que soy bastante romántico y que miro demasiado a la luna, así que no pude evitar encantarme con una de estas. La actuación no tenía tanta importancia como si el experimentar con la cámara, resultando en escenas bastante bien realizadas y unos ojos brillantes en las mujeres de la película. 1939 es el año, y las historias dramáticas de ahora no se alejan demasiado, falta de creatividad tal vez, pero este fue el original. Niño pobre se enamora de niña adinerada, crecen, ella se casa, el se vuelve rico y regresa. Debo admitir que no es mi favorita, pero fue mi iniciación. Así como este espacio se volvió en mi lugar de escritura, mi cumbre borrascosa, mi esquina. Un recuerdo para la historia.

Recordado Por Su Silencio

Murió el sábado a la edad de 84 años el maestro de la pantonimia Marcel Marceau.
Vino a Bogotá en el 2005 y me lo perdí. Otro más a las presentaciones en vivo de maestros que nunca viviré. Sin embargo, queda este buen homenaje en este lugar que sólo yo leo, para que lo recuerde de vez en cuando.




No tuvo que hablar para ser conocido como el más grande.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Sanah

"Cuando la gente se mete demasiado en la música, se vuelven solitarios". Eso dijo ella, y mi cabeza no ha dejado de darle vueltas a la frase. No supe como replicarle, no me considero solitario, pero estoy consiente de la forma en que piensas te aisla. Cuando siento el peso del silencio suelo creer que mi maldición es pensar demasiado, y pensar demasiado es de lo que me siento orgulloso cuando veo la gente sumergida en el barro de la sociedad populista. "Se vuelven solitarios", y me recuerdo escribiendo letras aislado en la cafetería de la facultad de derecho la noche en que un toque de una de mis bandas favoritas me soltó la inspiración. Sí, aislado, tomando un café y con un lapiz en mis manos mientras golpeaba los tambores imaginarios en la mesa. Solo, en mi cuento, buscando las palabras adecuadas, acomodando las melodías en mi cabeza con las letras que salían de la mina de carbón. Escribir y escribir. Los disfruto bastante, pero es inevitablemente una actividad individual, viene con el oficio, sólo yo puedo empuñar mi lápiz y mi poesía mala surge. La prosa también apesta, pero igual es mío. Si, me vuelvo solitario, sociable, pero solitario.

domingo, 16 de septiembre de 2007

El Juego II - Aproximaciones

Tuve la oportunidad de examinar las dos caras de la moneda en una sola noche. Por un lado, empecé la velada en la típica forma del adolescente sin demasiado introspección, en una discoteca y con la música bailable de moda. Es evidente que las mujeres en estos sitios se arreglan para obtener la atención de los hombres, o como descubrí alguna vez, simplemente para lucir mejor que las demás y alimentar el ego propio. Es por esto que la belleza simplemente saltaba a la vista, mostrando la genética y las horas de trabajo en gimnasio de las preocupadas por su apariencia, así como los contrastes entre los grupos de personas de todo tipo. Este era un mundo al que no pertenezco, pero aun así la idea de socializar parecía ser la primicia del día, recordando que todo esto es para que un amigo consiga su musa.
El juego tiene otra connotación en estos lugares, las miradas no tienen demasiada importancia, la iluminación pobre reduce la posibilidad de observarse por completo, y las vestimentas parecen tomar protagonismo. La situación es bastante hostil. Las apariencias son las que rigen la selección. La actitud puede verse opacada por un cabello bien estilizado, las charlas son poco trascendentes y se tratan de conseguir información en el menor tiempo posible. Aquellos que dominan el baile suelen tener mayores oportunidades de levantar el interés de las mujeres, ellas se dejan llevar, y las parejas más prometedoras duran la noche. Conseguí un correo jugando en este campo, pero la posibilidad de terminar satisfecho con un mundo superficial me hace olvidarlo.

En fin, cansado de esta casa de la ignorancia decidí salir del lugar y retirarme al mío: el Red Soul. No es más que una casa de varios pisos que ha sido adaptada con unos cuantos parlantes para que los no tan obtusos escuchen música no tan obtusa, así que es normal que me sienta en un lugar familiar, donde puedo cantar todas las canciones porque las conozco, y donde la danza se reduce a mover tus pies al ritmo de las percusiones. Fuí con él, el del aura, el amigo que busca futuro romántico y nos sentamos a charlar sobre la noche. El ambiente era distinto, gente hablando sólo por la platica, sólo por disfrutar la música, gente como yo, al menos en parte. Así fue como encontré un par de muchachas solas, y con un acto de valentía me presenté y terminamos los cuatro hablando el resto de la velada. El diálogo fue en torno a la música, y a la vida de universidad. No eran reinas de belleza, pero el diálogo y las cervezas que tenía en mi cabeza las hizo lucir mejor que cualquiera del lugar anterior. La charla se puso emocionante cuando descubrí que una de ellas tenía un pequeño hábito lector, y el hecho de que escuchar suficiente Reggae le ha dado una visión más amplia de la vida. La noche no terminó demasiado bien gracias a que a mi amigo se le subieron los tragos a la cabeza, sin embargo, conseguí el número de la nena del reggae. Tiene un nombre árabe.

Entonces, ¿cuál es el mejor lugar?, ¿cuál es el mejor método?. Evidentemente para alguien amante de la buena música y la charla trascendente parece fácil la opción, pero la presión que hay sobre nosotros para conseguir una mujer nos hace pensar en la facilidad del otro lugar, y esta imagen que tengo de casarme con una rockera francesa rubia hace que se me haga difícil acomodarme entre la ausencia de belleza. Las dos caras de la moneda, y ninguna parece ser mi lugar.

jueves, 13 de septiembre de 2007

La Angustia Del Creador

Fue difícil, más de lo que creía. No pensé que iba a tener ese sentimiento especial al compartirlo. Mis canciones las escribo porque quiero, porque me nacen, porque necesitan hacerse. Son sólo letras, pero en ellas pongo todo lo que soy y mis anhelos están proyectados allí. Debido a la inexperiencia en composición de mi banda, parece que la responsabilidad cayó sola y sin desviarse sobre mí, el baterista que toca saxofón y estudió 7 años en el conservatorio. Pero para esto no te preparan: bemoles y armonías no hablan de la escritura y la composición. Escribir es un ejercicio reciente, y al igual que estas entradas, son personales, joyas para mi goce en el futuro. Estoy seguro de que releeré este blog demasiadas veces en mi vida, y me daré cuenta de lo mal que escribía, o de lo trivial que podría llegar a ser. Hoy copié en el bloc de notas tres letras que escribí y se lo envié a mi bajista para que opinara. No sé por qué lo hice, creo que me dejé llevar por la emoción misma de haberlas terminado, pero no pensé lo que sucedería después de recibidas. Esos escritos dejaron de ser míos, empezaron a ser de los demás. El sentido de pertenencia de tus palabras son únicas, pero perdí ese privilegio al hacerlo. Entonces aparecen más preguntas. ¿Cómo me sentiría si algún conocido lee este blog? Sería desgarrador. En mis escritos soy vulnerable, romántico, franco, y no tengo ningún escudo protector como puede existir en un lenguaje hablado. Esto es un ejercicio de soledad, de ejercitar el razonamiento, de creación, de imaginación. Esta parte intelectual me la escondo para evitar aún más miradas extrañas en los circulos anti personales en los que tengo que vivir, y logro ser uno más que disimula su maldición: pensar demasiado.
Entonces parece claro que sólo escribo para mí. Soy mi propio lector y mi propia fanaticada, editor y productor. Esto que digito sólo lo leeré yo, y escribir de otra forma parece descabellado, pues esto empezó así, y mis lectores son mis propios demonios.
Keeper, Howl y Rush, mis tres canciones se fueron de mi monopolio sobre mis escrituras, y de repente estoy desamparado. El miedo a que las personas no entiendan el contexto ni el humor en el que creé los textos me hacen angustiar. Tampoco quiero felicitaciones, ningún crédito en especial, y las quisiera de vuelta, pero no funciona así, y hay cosas que se vuelven del dominio público.
Bueno, sabiendo que esto también se limitará a la lectura del creador, creo que no vale la pena insistir en el arrepentimiento. ¿Cómo hacían los grandes para no caer en el orgullo de las primeras creaciones? ¿Los escritores tienen las mismas penas al entregar un trabajo?

No soy García Márquez ni Leonard Cohen, pero el sentimiento debe ser el mismo. La angustia del creador.

martes, 11 de septiembre de 2007

El Juego

Todos juegan el juego. Aquellos que no se han dado cuenta son los espectadores del juego. Los jugadores saben cuando alguien sabe jugar. El juego es en lo único que piensan cuando tienen tiempo libre. Se arreglan para el juego, hablan del juego, se evaluan el rendimiento. Siempre están atentos a las nuevas jugadas, los jugadores se reunen, pero una de las reglas suele ser no hablar demasiado de tácticas de juego.
No soy un jugador activo. No he pasado de las primeras etapas del juego. No tuve necesidad de jugarlo desde hace tiempo, pero ahora estoy de vuelta, y un amigo que siempre fue espectador quiere tomar partido.
Parece ser que todo empieza con una mirada. Eso da una idea del nivel del contrincante. No importa de quien sea la primera mirada, si es correspondida, existe la posibilidad de que se inicie el baile. Ellas tienen la ventaja, incluso las más expertas saben que no necesitan devolver la mirada. Ellas miran para evaluar. Y sí, aunque suelan decir que no son superficiales, pueden mirarte por una vez y olvidarte para siempre. Suelen tener un filtro visual, y no se percatan de aquellos que no cumplen ciertos estándares mínimos de calidad. La crueldad de la selectividad femenina.
Yo, me quedo en esta fase, lo que sigue lo conozco sólo en teoría, pero mis aires de psicólogo sociólogo aficionado me hacen disfrutarla de sobremanera. Sólo soy un observador, miro el cielo y la luna, y las personas que no se ven entre sí. Puedes quedarte en un paradero de bus en el centro y verás ríos de personas pasar ante tí. Miles de almas con rumbo propio, pero sus ojos no se cruzan, y al llegar a casa no recordarás ninguna en especial. Por eso me gusta el juego en esta parte, las miradas son disparos de caracter, muchas cosas se pueden aprender.
Últimamente parece que hay más miradas postradas sobre mí. Pueden ser que mis casi 20 años tengan efectos y mi físico se note mejor. La altura parece ser una ventaja más, o el hecho de que cada vez parezco más hippie de otras épocas. Tal vez sólo es por utilizar una nueva chaqueta que va con el estilo de nuestros días. Incluso pueda ser lo contrastante que resulto en medio de mis compañeros de carrera que hacen fiel tributo al esterotipo del ingeniero nerd. El hecho es que ahora recibo las miradas, las respondo y entro en el juego.
Te empiezas a dar cuenta de la experiencia cuando tratan de llamar tu atención. Hay cosas que no pueden evitar, parece ser cierto eso de que juegan con su cabello. Esta mañana en el bus, la joven de pelo rubio que estaba a mi lado era la única que hacia ese movimiento de sus manos sobre su pelo en un transporte lleno de mujeres. Además, ya me había dado la mirada de aprobación, la miré y ella bajó la mirada. Ese es el signo de dominancia. Si bajas primero la mirada, estás perdiendo. La cosa puede pasar a un plano superior cuando empiezan a aplicarse el brillo de los labios, esas cosas que hacen a una mujer más deseable, pero cuando lo hacen y saben que estan bajo tus ojos lectores, se han delatado. Podría tomarse la oportunidad, saber que ella bajo la mirada, tomar la iniciativa, y seguir el juego, pero la mirada lo dice todo, y si no es capaz de mantener la mirada, la falta de caracter hará que se trate de un pequeño proyecto sin trascendencia.
Miradas, miradas. Les correspondes las miradas y siguen el juego, pero conmigo se quedan ahí. Con mirarlas no conozco sus nombres, no sé si leen Cortázar o escuchan a Dylan como yo, pero parece que le da sufciente alimento al ego para mantenerte con buena autoestima. Ahora que estoy en estas no sé si quiero dar el siguiente paso. No parece difícil, pero no espero encontrar mi homónimo intelectual, y demasiadas películas me han hecho creer en el romance. El juego solía ser algo que detestaba, pero ahora soy parte de él, y descubrí de que no iba a llegar a muchos lugares sin él. Mañana tengo exámenes, y mi tiempo para escribir música es cada vez más inexistente. El juego señores, el juego es la vida del adolescente. No debí madurar tan rápido.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Bob Dylan - Subterranean Homesick Blues

Una de mis canciones favoritas de uno de los maestros.


The Unloyal

(Maybe a song will come out of this)

Can't be that bad
to try to reach meaning
to rise above the darkness
and listen at the world

She said I was unloyal
said I do hesitate
between wisdom and earth
I'd rather stay in bed

Now I can't sleep
wondering if she's right
I don't read that much
and my poetry sucks

Thought I knew films
thought my music was right
but I guess that's no enough
better let her go

I'm just a brainiac
a freack sucker brainiac
no reason to try to sond smart
or to let her get you cool
I'm just a brainiac
a freak sucker brainiac

unloyal is fine
unloyal is mean
the unloyal is me

Red Soul, Aura

Hoy fui con él. Me solidaricé con esa persona desesperada por entregar todas sus emociones, pero encerrado en su propia imagen y timidez. Rafael nunca ha sido un Don Juan, y todo lo contrario, ha sido bastante malo para relacionarse con el género opuesto. Sus conquistas se reducen a una mujer en un asado a la que nunca pidió el teléfono. Cuenta historias de las salidas con sus primos bien parecidos, que llevaban suficientes pretendientes para ellos y para él, aunque tomar las sobras no le molestaba. Su cabellera y vestimenta de metalero nunca colaboraron con la empresa. Hasta ahora, víctima de la desesperación, y de darse cuenta de que sus amigos tienen todos con quien pasar la velada, el mundo de las mujeres se la ha subido a la cabeza. Es de estatura corta, contextura poco pretenciosa, piernas cortas. Su cara y piel muestran la batalla del adolescente contra el acné. No tiene tampoco ese mentón marcado y geométrico que parece que les encanta, y su ahora corto cabello no tienen ningún estilo original o rockero con el que alguien se pueda identificar. Después de que superó las camisetas de Megadeth se dedicó a coleccionar camisetas de equipos de fútbol, especial para abrir conversaciones con niñas.
Pero es de esas personas, esas almas de buenas voluntades y moral elevada que te llegan profundo. Inevitable darse cuenta de que es buen amigo y un tipo leal, de las personas de las que debes rodearte. Me lo encuentro ahora con esa obsesión, esa urgencia por una linda que lo quiera y no le pida bailar. Yo terminé con mi novia hace cinco meses, el no ha tenido acción en tres años, pero esas miradas de enfermedad me contagiaron la necesidad de la vida social.
Por mi parte no soy el más indicado para conseguir las llaves de una modelo, pero tengo suficiente para posar en mí un par de miradas no demasiado serias. Decidí que lo ayudaría, y que en el proceso conseguiría a alguien para mí. Pero ellas sienten el aura compadre, todos pueden sentirla, no es fácil escaparte de lo que eres.
El Red Soul es mi tipo de lugar. Vale la pena decir que mi tipo de lugar es aquel que me pone mi música. Esta noche, en el poco tiempo que andubimos sonaron Ramones, The Strokes, REM, Offspring, Oasis, U2, y varios con los cuales me identifico. En poco tiempo publicaré una lista con mi selección, pero es demasiado larga y tela de otro lugar. El hecho es que llegamos allí después de unas cerveza en otro lugar sin demasiada mística, y por casualidad me topé con unos amigos míos. Me senté en la mesa del lado, y hablamos un rato. Luego saludé a una chica que estaba con ellos y charlamos poco. Todo iba bien, una nena nueva para hablar, se llamaba Catalina y estudia lenguas. Decidí presentarle a Rafael y todo terminó, el semblante cambió, y prefirió el silencio a continuar una charla con nosotros. Te olió el Aura loco. El alma de ingeniero, los números y el metal se filtran a traves del buso sin gracia especial que llevabas. Red Soul, Alma de bueno, esas cosas ya no funcionan.

martes, 21 de agosto de 2007

Bus

Me gusta tomarlo en el paradero al frente del parque Nacional. Está a unas cuadras de distancia, donde nadie conocido puede observarme, y puedo ser lo que quiero ser sin que nadie me juzgue. La sola proximidad con el parque me permite pensar en olvidar la ruta e ingresar a leer y fumar uno de esos cigarrillos ligeros que he aprendido a disfrutar. Hay algo satisfactorio en todo el proceso, y me alejo de las situaciones ordinarias de la vida universitaria y el estereotipo del estudiante de ingeniería. El músico y pensador de corazón pertenece al parque y observar la ciudad. Generalmente mi estómago hace protestas para que no me deje seducir de la vida bohemia y regrese rápido para darme el festín del medio día en casa y así, en medio de la carrera séptima, me detengo a observar y esperar. Ese punto es la entrada al centro, y la ciudad se presenta como es, sin tapujos dados por la pudencia o la pobreza, sólo edificios de todas las edades y el asfalto. El tamaño de las construcciones suele hipnotizarme, siempre miro al cielo, y las terrazas se ven bastante más cerca de leer las nubes. Aunque se que he caminado bastante, me rehuso a tomar la ruta que me deja unas cuadras más alejado: la ruta que me deja más cerca se demora bastante más, y me permite observar un poco más la situación. Sé que existe una escultura en la mitad del parque, pero la verdad nunca le he puesto demasiada atención. Sirve de un hermoso fondo para tomar el transporte, y prefiero llegar hasta allí, para el deleite de los que me miren subir. Del otro lado, la nueva lagartija del logo de ecopetrol me hace recordar una conversación sobre los efectos del refinanciamiento que dio la venta de acciones.
Pasan varias opciones, pero espero por el 492 o el 914 que dice Ferias. Aprovecho para tomar el poco aire que los pulmones del cerro le brindan a la ciudad. En ese punto, el oxígeno del bosque se combina con la fragancia muerta del humo de la ciudad y me siento en casa.
Es fácil darse cuenta de que la gente no mira a otra gente cuando te dedicas a mirarlos pasar y nadie te presta los ojos. Al menos no del mismo modo. Miran sin cuestionarse sobre el camino o el nombre de la otra persona. Absorto en tus propios asuntos, el mundo se reduce y no puedes observar la grandeza de lo que te rodea. También me pasa, pero procuro no dejar de asombrarme.

domingo, 19 de agosto de 2007

No alcanza

Un mero espectador. Eso terminé siendo. No me explico como hizo el universo para que me cruzara palabras con ella. Cosas del mundo moderno y de su infinita red de comunicación en tiempo real. Sin embargo quizo que estuviera lejos, al otro lado del continente, donde las estaciones rigen la forma de vestir, donde las gentes hablan de formas distintas y donde los atardeceres son en otra hora. Cuando te das cuenta de que pensar demasiado puede ser una maldición, te vas tornando cada vez más solitario. Si aparece una alma que tiene rasgos con los que te identificas, no puedes evitar aferrarte fuerte a ella. Lo que le percibo me conmueve, me emociona, me abre los ojos a nuevas metáforas. Le regalé la luna. Ella se pierde en sus pensamientos y su gran imaginación, y juntos recorríamos la música de maestros.

Pero ahora aparece un abismo. Las amistades se alimentan de las vidas de cada uno, tienen que sentirse parte de ellas, se definen cuando están juntos, pero ahora parece cada vez más lejano. Ella es ella, y lo seguirá siendo, perdida en su música, en sus canciones, en su trabajo. Yo, del otro lado de la pantalla, no puedo sino leerla, observarla en silencio. No soy parte de su vida, tal vez no puedo ser su amigo. Ya no alcanza.

jueves, 16 de agosto de 2007

Hoy no

Estaba allí la primera vez. Era una tarde de jueves que se volvería en rito: ir sin falta al cine foro de la biblioteca. Estaba emocionado, pues pensaba que iba a conocer un nuevo mundo donde todas las personas han visto Ciudadano Kane, e íbamos a saludarnos con el "Here's for looking at you kid" de Casablanca. No era nada así, era más simple, un espacio para ver arte e intercambiar ideas. Gente de todas las edades, gente conocedora, gente sin iniciarse, gente por casualidad en el lugar y me sentía en el lugar correcto. Esto era para mí y sabía que pertenecía a este nuevo universo de luces, cámaras, escenas. Pocas veces he sentido que pertenezco a un lugar, pero estos diálogos y películas era lo más cercano a mi pequeño y reducido mundo privado.
Busque un lugar en el teatro y miré a mi alrededor. Tanto cine me ha dado la tonta idea de que el amor puede estar a la vuelta de la esquina, así que miré alrededor. Definitivamente, no era el mejor lugar para conocer mujeres. Sin embargo, allí estaba, en las líneas de atrás. Cabello rubio alborotado y rostro claro. Algo baja para mí pero no importa, estaba allí y mi mente dio vueltas sobre la idea de conversar por horas sobre cine y libros. Sobre Rayuela, Cortázar, Borges y Akira Kurosawa. Rashomon es algo que tienes que pensar de cerca, Autopista es ese cuento de la historia de la humanidad, Welles era un adelantado para su tiempo, todo tomando un café y fumando un cigarro. Alguien con quien hablar y despacharte de ideas, todo ese anhelo lo puse en esos pelos color fuego atrás de mí.
La película empezó, y me sentí conmovido al verme camuflado con el teatro y dentro la historia. No era una obra de arte, pero era una expresión independiente de la realidad cruda y la violencia en latinoamérica. Al terminar la película esperé el foro, y ella se quedó en la charla. Al final procuré demorarme, haciendo lo posible para seguirla sin apuros. Salió del recinto y yo con ella. Cruzó hacia la derecha y yo a la izquierda.
El jueves siguiente volvió. El siguiente también. Hoy no la encontré y me hago preguntas sobre si algún día volverá y si podremos hablar de cine y libros. Al menos mi mente necesita de ese ente para conversar, alguien que razone por sí mismo y no se deje desperdiciar en cosas banales. Soy el distinto, pero razonar hace bien. Una chica me observó durante toda la conversación final. Se sentía incómodo, sentirse observado es un distractor para tener en cuenta y me pregunto si ella sintió lo mismo y si decidió cambiar por esto.

Cosas de solitarios. Cuando tus razonamientos de aislan del mundo, pones todo tu romance en unas pocas figuras, y casi nunca son palpables, porque son un ideal en tu mente.

Tendré que hablarle a la pelinegra.

She Talks To Rainbows

She's a little lost girl in her own little world
She looks so happy but she seems so sad oh oh yea oh oh yea
She's a little lost girl in her own little world
I'd like to help her I'd like to try oh oh yea oh oh yea

She talks to birds she talks to angels she talks to trees she talks to bees
She don't talk to me Talks to the rainbows and to the seas
she talks to the trees
She don't talk to me
Don't talk to me

Ramones

sábado, 11 de agosto de 2007

Jimi Hendrix - All along the watchtower (Dylan)

Inicio

Inicio sin convencimiento, sin saber si esto sirve para algo más que para el ejercicio de escribir. Solo quería un lugar para dejar volar mis pensamientos, dejarlos ir, no darles tantas vueltas al asunto. Pensar demasiado es mi maldición, mi manera es seguir observando lo mismo, lo hecho, lo que está por venir. El lector de esto parece escaso, porque parece que nadie en el mundo quiere razonar, y porque las esperanzas de un alma que te entienda son reducidas. No quisiera que alguien que conociera lo leyera, nadie conoce esa parte profunda de mí. No sé si le escribo a alguien, o si lo escribo para mí. Tal vez todo ayude a llevar la vida de soledades y falta de romance. Será la esquina donde están desordenados los libros, el fondo de la mochila con los papales arrugados. Mi esquina.

Alonso