lunes, 1 de octubre de 2007

Insomnio

Indecisión. Eso llena mi cabeza cuando me doy cuenta de que quiero ser muchas cosas pero a la vez no soy ninguna del todo. Estoy leyendo unas historias de Poe y me doy cuenta de que soy este joven pensador encerrado en una jaula de clases de física y diseños de cosas que pocos comprenden. Me pierdo en las ideas sobre los caminos de los antiguos filósofos para alcanzar la verdad, inducción o deducción, pero debería estar leyendo sobre amplificadores operacionales con realimentación, todo para poder sacar la carrera adelante. ¿Qué sospechará la persona en el bus que me vé sacar un libro olvidado y en otro lenguaje cuando logro conseguir sitio?... no creo que se dé cuenta de que estudié gramática musical por siete años, que mis labios son gruesos porque se acostumbraron a la embocadura de mi saxofón alto, que toqué en dos orquestas sinfónicas, que fuí galardonado como el mejor bachiller de mi promoción, que estuve en finales de olimpiadas de física y química, que sé algo de japonés, que mis falanges se han engrosado por tomar las baquetas para tocar la batería, que estudio una ingeniería y que también me gusta. Al final del día simplemente termino revisando las últimas noticias de fútbol y el correo esperando que algo suceda. Acaba de terminar la semana de receso, y la ausencia de clases no me modificó el panorama. Ahora permanezco indeciso, atrasado con mis deberes, a la espera de algo que me marque el camino a seguir. La banda está paralizada, sin vocalista, buscando un nombre nuevo, y un impulso que perdió unos meses. La composición depende de mí y no tengo ni el tiempo ni la disposición que necesito para dedicarme. El cine parece no ser suficiente, una vez a la semana es poco trascendente para el universo que encierra el arte del movimiento. Mi tiempo de lectura es ahora incierto debido a la cantidad de distracciones que poseo. El fútbol me apasiona como a un colombiano más que se conmueve y sufre con la selección. Mis amigos y las mujeres trastornan las prioridades.
Creo que llegué al punto en que no tengo prioridades. No creo que mis fantasías se puedan considerar como sueños, hacer música, viajar, tener un trabajo cómodo, nada concreto; tal vez esta difusa imagen de la mujer que quiero y que cada vez se ve más lejana, pero un sueño después de todo. Antes funcionaba ser el número uno académicamente, ahora no lo soy, y me he vuelto mediocre, un paria del estudio. No, no es el estudio el que me rechaza, soy yo el que lo aborrezco ahora que tengo cierto grado de libertad. Debe ser la libertad el problema, algún filósofo sabía bien que el hombre no sabe qué hacer con la libertad, y que las masas necesitan a alguien que les diga su camino, y aparece lo absurdo del sistema. Sería fácil señirse al estudio y dejar todo de lado. No tendría que estar escribiendo pensamientos sin destino ni argumento, y mi mundo giraría en torno a la lectura académica y a seguir un currículum y un programa establecido, como todo padre quisiera que fuera. Sé que si mi tiempo se gastara en esto con facilidad retornaría a esos primeros lugares que probablemente me ayudarían a conseguir un trabajo estable y acomodado, con el respeto de toda la institución.
Nonsense. Este post es todo lo que me pasa cuando se me traba la máquina de hacer música. La nostalgia por tener el saxo guardado puede ser el culpable, y la falta de esa armónica tan postergada. Debo ser un iluso si creo que puedo ser músico, científico, letrado y enamorado a la vez. La ilustración fue una utopía que fracasó, y no debo ser algo en contra de la historia. Supongo que será cuando sea un anciano retirado que el conocimiento llegará por la experiencia y por el tiempo, y me burlaré de lo osado que era al querer ser todo y nada tan joven. Punks, metaleros, médicos, arquitectos, vagabundos.... sería más fácil cumplir con un estereotipo que te diga la forma de vestir y de actuar, el miedo a la individualidad y a tomar tu libertad hacen que los grupos dicten tu forma de ser. Esto se alarga, tengo que dormir.

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