domingo, 1 de julio de 2012

Viajar

Regreso del viaje. Quiero un momento de introspección, recorrer todos mis recuerdos e intentar acomodar cada instante vivido para llegar a alguna conclusión. No lo logro. Los rostros se acumulan en mi cabeza cuando pienso en Chicago. Recuerdo los pies hinchados de tanto caminar, las bolsas en los ojos de dormir poco, la satisfacción de vivir cada día con intensidad. Aún me cuesta creer que estuve en China, que recorrí palacios y pagodas, que atravesé Shanghai en dos días rodeado de millones de personas que me consideraban un completo bicho raro. No lo digiero, no lo quiero digerir. Siento que estuve ausente por mucho tiempo, pero esa es simplemente la sensación de no tener rutina, de hacer de cada día una aventura nueva.

Volver a ser Flaneur, perderme en las ciudades, ser esclavo de las casualidades y amante del caos y del azar.

Vuelvo a mi ciudad y ya nada es igual. Mis ojos aun están sedientos y nublados de imágenes extranjeras, de pequeños personajes y lugares inolvidables. Intentar explicar la experiencia a los demás es un reto. Todos quieren escuchar cosas que se pueden investigar en Wikipedia o cualquier lugar. Solo puedo decir una cosa sobre el último mes: viví.