domingo, 24 de enero de 2010

Manscupio

Entré a trabajar. Tanto tiempo estudiando algo que no me apasiona y se reduce a esto: conseguir un trabajo cómodo y bien pago que me permita hacer las cosas que siempre hago. Cuando supe que estaba en la facultad equivocada llegar a este punto fue una de las razones por las que decidí dejar mis prejuicios en una esquina y sumergirme en un mar de tecnicismos (mi madre no entiende mi tesis). Es inevitable sentirme como una puta, pero ahora sé mejor que antes que una puta tiene los mismos dilemas que cualquier otro empleado. Un trabajo repetitivo, fingir una sonrisa, rebuscarse algo que apasione en medio de la monotonía.
De todas formas, y por exceso de mamertismo, me siento fuera de lugar, y como buen observador de la estupidez humana, he decido crear un espacio para burlarme y rajar de la vida en corbata de las plásticas oficinas del mundo capitalista.

Presento a mis pocos lectores, Manscupio.