domingo, 1 de julio de 2012

Viajar

Regreso del viaje. Quiero un momento de introspección, recorrer todos mis recuerdos e intentar acomodar cada instante vivido para llegar a alguna conclusión. No lo logro. Los rostros se acumulan en mi cabeza cuando pienso en Chicago. Recuerdo los pies hinchados de tanto caminar, las bolsas en los ojos de dormir poco, la satisfacción de vivir cada día con intensidad. Aún me cuesta creer que estuve en China, que recorrí palacios y pagodas, que atravesé Shanghai en dos días rodeado de millones de personas que me consideraban un completo bicho raro. No lo digiero, no lo quiero digerir. Siento que estuve ausente por mucho tiempo, pero esa es simplemente la sensación de no tener rutina, de hacer de cada día una aventura nueva.

Volver a ser Flaneur, perderme en las ciudades, ser esclavo de las casualidades y amante del caos y del azar.

Vuelvo a mi ciudad y ya nada es igual. Mis ojos aun están sedientos y nublados de imágenes extranjeras, de pequeños personajes y lugares inolvidables. Intentar explicar la experiencia a los demás es un reto. Todos quieren escuchar cosas que se pueden investigar en Wikipedia o cualquier lugar. Solo puedo decir una cosa sobre el último mes: viví.


martes, 15 de mayo de 2012

Armstrong

"Dejó escapar un chirrido y despertó a los muertos. Se echó atrás y lo mantuvo, y lo mantuvo y lo dejó apagarse, y dejó que el silencio, ni un tintineo de cristal, ni un crujido se impusiera. Mantuvo la trompeta en los labios, y de la multitud surgió una voz, un grito; desgarró el aire y él captó la nota, y la batería y el trombón, el piano, el banjo acometieron y avanzaron, y la nota subió y bajó y se rezagó y se adelantó, y él levantó la trompeta en el aire mientras l última nota saltaba aún sobre las cabezas y los hombros, hasta salir a la noche de Harlem"






Oh, Play That Thing (Chicago Blues en la edición de Castellano)
Por Robby Doyle.

Repente

De repente llega un punto en que miro las vitrinas de almacenes con maniquíes sin cabeza con camisa, pantalón y corbata. De repente dejo de ver tenis y pienso más en el cuero.

De repente me interesa limpiarme el rostro. Me compro un limpiador costoso y procuro que no me brille la piel.

De repente hago abdominales, cuido mi dieta, me miro al espejo buscando el crecimiento de mis músculos.

Pensar, de repente, que la vida de ermitaño es agobiante.

Extrañar, de repente, la dulce sensación de amanecer al lado de una mujer apoyada en tu pecho, jugando con tu pelo.

Sentir, de repente, la necesidad de zambullirme en la superficialidad. Y no sentirme mal al respecto.



De repente, querer dejar la locura.

sábado, 28 de abril de 2012

Un pájaro azul

Hoy tengo una cita con la melancolía. Me abrazó de repente sin preguntar por mi día. No le interesó mi falta de sueño, mis piernas cansadas o la lenta producción de mi mente. Calculó mi peso y se posó en mis hombros para que gastemos otra noche más juntos. Un estado azul que madura en mis entrañas vacías, que retumba en el silencio de mi habitación inerte, que reposa en la punta de mis dedos adormecidos.

Hoy tengo una cita con la melancolía. Extraño con taquicardia aquello que nunca fue mío. Solicito al vacío un tiempo con la figura de un sueño. Le pido al aire que me muestre sus ojos, que materialice las mejillas de una fantasía, que me hipnotice el perfume de la ausencia. Escucho el eco de la existencia, el familiar rumor de los verbos conocidos, y busco la armonía de su voz escondida en la timidez de sus labios.

Hoy tengo una cita con la melancolía. Exploro la soledad de las multitudes automáticas. Me acomodo y me mezclo, me hago grande y hueco, me hago pequeño y ruidoso.

Mis pájaros nacen muertos, pero sirven de carroña.



martes, 3 de abril de 2012

Sentir un impulso que reclama tus noches y dejarse llevar completamente por la pendejada. Olvidarse del paso del tiempo y descargar tus necesidades en conversaciones vacías. Soñar de nuevo y amanecer solo, mientras la felicidad embarga las fotos de las mentes vacías. Extrañar la simpleza de la compañía fácil. Preferir un libro y una obsesión. Disfrutar de la soledad. Ser Flaneur.
Leer. Leer como única forma de redención.

Conjurar a los sueños perdidos de las figuras retóricas y encontrar tus ojos empapados en las sábanas de mi cama. Esperar el calor de tu cuerpo en mi regazo y perder la memoria como el vapor del rocío. Desearte. Hacerse pequeño en la cama esperando desaparecer, y con eso olvidarme del sabor de tu piel.

domingo, 1 de abril de 2012

El Club

El vino nutrió las sensaciones exaltadas del cierre del club de lectura. 

El humo y la música llenó la atmósfera del café. Yo había escogido el lugar, un lugar con blues y jazz donde me manejo con facilidad. Pensadores, tratando de socializar. El experimento social de los tímidos y los raros, los lectores de Kafka, Camus y Derrida. Tres filósofos, una literata y yo. Confesiones de las obsesiones particulares. Mi obsesión con el lenguaje. Charlas sobre Kierkegaard y la influencia en Kafka. Sentirme cómodo hablando del problema de la libertad del ser humano y el papel de la literatura como herramienta de la filosofía. Embelesarnos tanto en la conversación y el vino que se nos olvida lo difícil que es vivir de la producción intelectual en el país. Risas, recuerdos, pasiones. Una caminata y una noche. Una botella de vino para una conversación que jamás había tenido por fuera de un salón académico. Encontrar la pasión por la literatura en los ojos de otras personas. Sentirse de repente en el contexto perfecto, en un lugar fértil para expresar las locuras de mi cabeza. Reírse sin razón por el dulce sabor de la uva. Caminar de nuevo por la noche sintiendo que todos llevamos un secreto. 


Si. Un club de lectura. En el 2012 en Bogotá. Suena a un espacio fantasma pero fue real por 7 sábados seguidos (siete y ni un día más) y fue suficiente para sentir que el día adquiría mayor significado que otros fines de semana sin ningún recuerdo particular. Ahora de vuelta a los sábados de cine y de andar rechazando las personas que quieren acabar con mi soledad.




miércoles, 28 de marzo de 2012

babe
babe
babe

is our Psalm

viernes, 23 de marzo de 2012

El tobillo y la metafísica

Hace falta un acto irremediablemente violento para reconocer la fragilidad de la existencia corporal. Un esguince y el indescriptible dolor asociado me hizo reconsiderar la existencia de un plano metafísico.

Duele. Duele como debe doler un castigo en el infierno. El dolor puede estar en la cabeza, pero mi cabeza decía que había perdido un miembro, decía que un tren de carga había aplastado mi extremidad; en mi cabeza era el final de los tiempos, y por unos alargados instantes, sentí que no tenía una razón para vivir. Quería alejarme de mi pie, abandonarlo a su ya estropiada suerte, dejar mi cuerpo atrás y volar a un lugar donde no interese la carne. Un adorado y cálido lugar sin tobillos.
Dolor. Físico dolor. Dolor pragmático y persuasivo. Dolor sin sangre ni simbolismo. Dolor de nervios y articulaciones. Dolor repugnante. Dolor de mierda.

El cuerpo vale poco. Es un recipiente demasiado sencillo para albergar tanta estupidez y drama.


Empiezo a sufrir de la mente tormentosa del escritor apaciguado.

lunes, 19 de marzo de 2012

The show is over. We took for granted that life's supposed to be a movie. We even made it a soundtrack. We explored every corner of the universe and yet we get shocked by traffic jams. We got connected, endlessly, trying to find value in shouting words to the very thin air of virtuality. We publish our life in an attempt to find a meaning in it. We work, we fuck, we eat. We gave away the leftover, the breadcrumbs of passive beings. We don't stop (They don't let us stop) We choose the same and make the safest to subdue. Then, we die.

De anchoas y rostros

Soy el ingeniero que lee Kafka.

El rumor de la humanidad te arrastrará aunque te tapes los oídos y te alejes de la ventana. Los sonidos familiares de tu casa se llevaran prematuramente los gritos de tu mente intranquila.
Fumo porque me aceita las neuronas. La dulce intoxicación pulmonar es una manera consiente de repudiar la realidad corporal y la esclavitud intelectual. No hay frustración ni resignación, ni siquiera una búsqueda especial de sentido o un odio real por las sonrisas de la sociedad. Solo un andar inerte en el río del tiempo humano. Una piedra más en el fondo del caudal planetario. Un insignificante pez más en un cardumen de anchoas.

Hay algo hermoso en el anonimato de las miradas. La primera vez que leyó El Hombre de La Multitud pensó que se trataba de otra historia obscura de Poe. Se dio cuenta, sin embargo, que en la historia existen personajes que necesitan las masas para no afrontar el mundo. En mi caso, después de recorrer las calles con un verdadero hambre de ciudad, éstas se volvieron ahora caminos conocidos y valorados no por la aventura de flaneur sino por el anonimato de los rostros. No busco que las multitudes dirijan mi camino, busco perderme en las miradas anónimas, mezclarme como un personaje del escenario y desaparecer. Ser completamente único, completamente solo, y zambullirme sin preámbulos en un mundo sin rostros.

domingo, 11 de marzo de 2012

Leer afuera

Kafka pensó en un animal. El topo era perfecto para los monólogos y la descripción a partir de los sonidos. La cucaracha era perfecta para describir el encierro de la familia. La alegoría del caballo era demasiado evidente.

J. pensó en iniciar por describir la escena del café. Nunca se había percatado que a veces no era necesario delinear el escenario más que por algunas pinceladas. Lo importante era marcar el tiempo de la acción. Tendría que utilizar correctamente las palabras requeridas para documentar el paso de los segundos.

Kafka en Praga. La ciudad que conoció de primera mano la historia europea sin ser la protagonista de los libros de historia. Sufrió de las inclemencias de las guerras, hambrunas, invasiones, tergiversaciones ideológicas, socialismo, capitalismo, feudalismo, estupidez. Kafka pertenecía a esa raza capaz de entender el dramatismo del alma humana sin caer en el fatalismo del alma rusa de Dostoievsky, sin caer en el optimismo romántico del renacimiento francés, sin el sensible fatalismo de occidente. Cuando un occidental lee a Kafka, no encuentra Nihilista. Cuando un oriental lee a Kafka lo encuentra ridículamente neutro.

J. se quitó los lentes. Su miopía era la misma miopía de los pintores impresionistas. A la distancia, en las horas de los árboles iluminados por la amarilla luz artificial del farol de la avenida, reconoció la caricia del viento frío de la noche en la ciudad. A más de tres metros, las imágenes parecían más pinceladas que fotografías, y los rostros eran versiones difuminadas de retratos en pastel, sin bordes. Prefería su visión difusa a un mundo perfectamente delimitado. Solo se preguntaba cuántas estrellas más veían los demás en el cielo.

Parejas. El hombre tiende a juntarse en pares. Solía observar con detalles las expresiones corporales a su alrededor. En la noche, el café solía llevarse de parejas que intentaban ocultar sus intenciones tras una conversación. Un hombre en un costado de las pequeñas mesas circulares y al otro lado una mujer. Al sentarse, se traza una línea invisible en el diámetro de la mesa que no pueden atravesar las manos de los jugadores. El juego inicia con cada pieza del tablero en su costado.
Piden algo de tomar. Las blancas mueven: el hombre propone un brindis y lleva la copa hasta el borde de su territorio, adentrándose por primera vez en las defensas todavía expectantes de las fichas negras.
Las negras mueven: responden con un cierre temporal del tránsito por el canal de acceso, se cruza de brazos y toma un sorbo de coctel mientras mira a otro lugar.
J. identifica el turno en el tablero del el ángulo del tronco del cuerpo de él sobre la silla. Es matemático. En cada maniobra, el jugador intenta acercarse más al terreno contrario, y su ángulo pélvico se reduce. Al terminar la jugada, el ángulo vuelve a su posición inicial o se torna obtuso en una jugada de defensa.

J. se toma un sorbo de cerveza negra. La cerveza negra y el Tom Collins son los únicos placeres por los que le interesa conservar un mal pago trabajo de oficina. Se acaba la gasolina en su encendedor y desiste de prender un nuevo cigarrillo., Se tiende sobre la silla incómoda y su ángulo pélvico es ahora obtuso: era el turno de la soledad.

Kafka se burla del hombre en 1912.

Se acaba la cerveza negra y pide la cuenta.

lunes, 20 de febrero de 2012

El recelo del opio embarga las almas de los náufragos.

Bis

Tengo que escribir una historia pero tiene que ser perfecta. De tiempo perfecto. De personajes perfectos. De realidades imperfectas. De profundidad perfecta. De palabras perfectas.

Empieza en la búsqueda de las miradas. En personajes sin ojos.
Termina con la conclusión del alma, la búsqueda de la realidad.
Explora el alma, explora la vida, se aleja sin ser abstracta.
Se recoge, muta, debe ser ultra realista.

Nada es perfecto.

Pero tiene que ser perfecto.

Pero no soy perfecto.

Tengo que escribir una historia.

lunes, 13 de febrero de 2012

Realidad

A mi manera intento encontrar ese sentido de realidad del que ella tanto habla. Ella tiene ese presentimiento, de una humanidad que se encuentra a las puertas de un momento importante, donde se tiene que revaluar los conceptos de realidad, de sociedad, de vida, donde las interacciones humanas no están regidas por las mismas leyes físicas que solían regirlas en el resto de la historia.

Hay veces que las preguntas deben ser hechas sin esperar respuesta.

La interacción social se reduce a hacer click en "like". George Orwell no hubiera logrado predecir que la limitación del lenguaje iba a ser dictada por el avance tecnológico en lugar de la opresión política. A las ideas se les pone un límite de 140 caracteres, suficientes para copiar alguna cita de algún autor famoso que sabe expresar mejor las ideas "propias". Estar conectado es un placebo social: un icono verde es suficiente para hacerte creer que hay otras 20, 30 o 100 personas con el mismo icono verde que te acompañan. Hay un miedo paranoide a la soledad, al silencio, a la ausencia de conexión. Nada de ello es real en los términos físicos de la realidad. Son pocos los que saben almorzar sin compañía.
Se puede criticar la falta de materialidad, o se puede intentar explicarlo como una nueva forma de realidad. Una realidad platonizada por el auge de las comunicaciones. Una sociedad que borra las barreras de lo privado (todo el pequeño mundo virtual conoce lo que hiciste el viernes en la noche [no entres a facebook borracho]), que se nutre con un esfuerzo común por olvidarse de los pensamientos propios (memes everywhere). Ver a una chica por web cam es real para una alma contemporánea. Ver fotos de un amor imposible, te hace un acosador real. Hablar con desconocidas y se exitoso en ello, un casanova real. La realidad ya no está en un apretón de manos.

Afortunadamente quedan aún las ganas de arruncharse.

500 páginas para encontrar una escena memorable en 1q84. "El pinar se tiñó del rumor del crepúsculo".. escenas de un atardecer en una institución cerca de la playa.


martes, 7 de febrero de 2012

Hasta qué punto es auténtico el interés. Hasta qué punto el ejercicio social se convirtió en una obsesión. Los pequeños experimentos, los ratones de laboratorio a mi alrededor. Cada vez que soy consiente del efecto de mis palabras, o cada vez que manipulo reacciones, ¿son realmente desde una posición pensante y reflexiva o son nuevas formas de mi carácter que ya no puedo separar?


martes, 3 de enero de 2012

Moca

Pensó en la palabra hedonismo mientras sorbía un trago más de un mocaccino. El lugar era un café al aire libre diseñado para que el extranjero y el ejecutivo sintiera que en Bogotá el producto de los cafetales se toma con clase. Imaginaba que tendría que sentirse culpable por sentirse a gusto en un lugar que rayaba con lo esnob: sillas de mimbre beige, ocre y café, calentadores de gas, piso de madera, y esa placentera música de ascensor compuesta por jazz ligero, música del mundo y cualquier easy listening latino. Todo lo contrario, no se sentía culpable sino muy comfortable con una cálida sensación de pertenencia. "No creo que sea esnob, pero definitivamente soy un proyecto de hedonismo".