lunes, 5 de noviembre de 2007

Escape

Un día festivo más que significa olvidarse de que toda la ciudad descansa y llegar temprano a la facultad a seguir trabajando. Aunque quisiera que fuera de otra forma, debo encontrarme allá con ella, que sigue con esa postura de desprecio por mi actitud, mis amigos y mi música, pero al menor descuido intenta robarme un beso. No debe ser fácil estar enamorado de mí, pero estoy cansado de tener que lidiar con ese rencor que me tiene por terminar con ella hace ya tanto tiempo. Debo conseguirle un novio que haga que se olvide de mí, y la tarea parece bastante complicada. Si lo mezclamos con el hecho de que sabe presionarme en los botones adecuados para que me deje llevar por su coqueteo, la situación es bastante incómoda, y suele terminar en peleas de las que prefiero escapar. El trabajo no quizo funcionar, como nunca ha querido funcionar. Parece que necesitamos un exorcismo para que algo nos prenda como debe prender, pero este diseño ya me colmó la paciencia. Para rematar estaba Rock al Parque, y estoy seguro de que lamentaré por demasiado tiempo el haberme perdido la presentación de Catupecu Machu. Esta vez apuntaba al final de la jornada con Sidestepper, Superlitio y Aterciopelados, pero estaba sentado en el quinto piso del edificio de la facultad cuando empezaba a atardecer. Necesitaba cualquier excusa para salir. Cuando sonó "You Know You're Right" de Nirvana y ella dijo "¿qué es esa porquería?", la bomba explotó y un instinto asesino me invadió. De alguna forma me controlé... esperé un tiempo, tomé mis cosas y me fuí sin dar explicaciones. Intentó detenerme en el hall, pero también me daba satisfacción el dejarla abandonada y con el trabajo inconcluso, y le dije que iba al festival de rock. Ella me dice de que esa calificación es importante, y yo le respondo que hay cosas más importantes que una calificación. Parece que no sabe hacer nada cuando no estoy trabajando con ella, y ella es de las que se toman su estudio demasiado en serio, así que le duele cuando pongo algo por encima de un trabajo.

Llegué a mi casa sin aliento, y con el tiempo suficiente para tomar una capa para la lluvia y comer un poco de arroz con leche del que prepara mi mamá. Corrí hasta la avenida y tomé un bus que llegó bastante rápido. Es la primera vez que voy solo para Rock al Parque. Para los que no lo conocen, se trata de uno de los festivales de rock gratuitos más grande del mundo. Claro que no tiene comparación con Rock a Río, pero este es gratuito, y gente de todo el país viene por tres días a escuchar todo el día las mejores bandas de la escena local y la internacional que a veces aparece. Esta edición fue especial, porque casi todo el cartel era colombiano, y el sentido de música underground, de lo verdaderamente patrio, de lo más propio del rock nacional aparecía en todos los miles de jóvenes que decidieron mojarse bajo el cielo bogotano para dejarse llevar por los sentidos.
Ahí estaba. Solitario entre unas 20 mil personas. Y sin embargo, parecía ser el único que bailaba y saltaba como loco entre las 100 personas que me rodeaban. Podía sentir las miradas de las personas. Unas miradas de admiración por la forma como me contorcionaba (se bailar gracias a sangre costeña) y saltaba y me disfrutaba el espectáculo, otras de contrariedad por la demencia que mostraba. Superlitio pagó la baldada de agua que San Pedro nos mandó esta vez. Funk, Rock, Reggae y Folclor fusionados de una forma perfecta que solo los más grandes artistas pueden lograr. Tienen unos tintes electrónicos que hacen la música ideal para cualquier gusto, y una banda lo suficientemente carismática para lograr la euforia que pude experimentar en carne propia. Me sabía casi todas las canciones. Gritar, saltar, y mojar mi rostro mirando hacia el cielo fue una de las mejores terapias que he tenido para dejar de lado los problemas del estudio y de la soledad. Este cansancio desbordado que invade cada músculo de mi cuerpo sólo lo puede provocar un concierto de la forma como lo viví. Esa sensación de satisfacción y la adrenalina que parlantes de tres pisos de alto provocan sólo se pueden sentir en vivo. Ahora recuerdo como siempre el hecho de que nunca ví a James Brown en concierto. Aterciopelados fue más nostálgico. El público era de mayor edad, y todos estábamos cautivados por el suceso de la reunión. La música fue la misma, con otros ritmos, pero Bolero Falaz y Florecita Rockera se escuchó por toda la ciudad gracias al grito unísono de miles de personas. En fin. Estoy aquí cansado, despreocupado por lo que me pasará mañana debido a mis acciones y falta de responsabilidad. Un escape después de todo, pero volveré a estar atrapado en unas horas.

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