domingo, 19 de agosto de 2007

No alcanza

Un mero espectador. Eso terminé siendo. No me explico como hizo el universo para que me cruzara palabras con ella. Cosas del mundo moderno y de su infinita red de comunicación en tiempo real. Sin embargo quizo que estuviera lejos, al otro lado del continente, donde las estaciones rigen la forma de vestir, donde las gentes hablan de formas distintas y donde los atardeceres son en otra hora. Cuando te das cuenta de que pensar demasiado puede ser una maldición, te vas tornando cada vez más solitario. Si aparece una alma que tiene rasgos con los que te identificas, no puedes evitar aferrarte fuerte a ella. Lo que le percibo me conmueve, me emociona, me abre los ojos a nuevas metáforas. Le regalé la luna. Ella se pierde en sus pensamientos y su gran imaginación, y juntos recorríamos la música de maestros.

Pero ahora aparece un abismo. Las amistades se alimentan de las vidas de cada uno, tienen que sentirse parte de ellas, se definen cuando están juntos, pero ahora parece cada vez más lejano. Ella es ella, y lo seguirá siendo, perdida en su música, en sus canciones, en su trabajo. Yo, del otro lado de la pantalla, no puedo sino leerla, observarla en silencio. No soy parte de su vida, tal vez no puedo ser su amigo. Ya no alcanza.

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