sábado, 20 de septiembre de 2008

La Carta

Llegó el martes de la semana pasada. Estaba dando mi clase de informática para adultos de la práctica social en una tarde gris del invierno bogotano cuando me sonó el teléfono. Mi madre sabe bien que estoy en clase, pero llamó de todas formas, y  no pude evitar pensar que había sucedido cualquier cosa horrible. Estaba conmocionada, extrañada, llena de curiosidad, "¡te llegó un correo desde España!". Me desconecté por un instante de la realidad y pensé en Sole mientras me invadía una cálida sensación que sólo se siente cuando llegan buenas noticias de un verdadero amigo del que no se sabe nada desde hacía un tiempo. La sonrisa que me dominó por el resto de la tarde solo se compara con el rostro de ausente que tuve que tener cuando pude leerla. Esa tarde no fui al café de siempre, y llegué rápidamente a casa. Le explique a mi mamá y a mi hermana la procedencia de la carta, "es de una amiga en España, se casa en estos días, le dije que me enviara la invitación".  Estaba en un sobre sencillo, marcado con simpleza, y con un sello de Paterna, España. Me escribió de su vida, de sus planes, y me invitó a unírmele en la aventura. Por alguna razón, la caligrafía era como ella, directa y libre, al igual que la foto, los 10 pesos de Chile y los centavos de Euro que añadió. 
Hoy estoy en la biblioteca de siempre, pero no me quieren vender las hojas de papel que necesito para responderle x_x. Desde que me imaginé la forma en la que ella estaba en un escritorio escribiendo con sus propias manos las palabras que leí, el carelibro y el correo electrónico me pareció demasiado impersonal para comunicarme, al menos con ella, y aunque durante todo este tiempo había pensado en las palabras que debía escribirle, tenía muy claro que era mejor tener el papel y dejar que las palabras volaran solas, sin premeditación. 
Ahora me doy cuenta que soy muy perezoso, y mis manos se acostumbraron a las teclas en lugar de la madera y el grafito, pero debe ser suficiente motivación el pensar que mi carta recorrerá un océano completo al igual que la carta de ella. Probablemente le añadiré un sobre del café colombiano, una moneda, y mi amistad. 

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