domingo, 16 de septiembre de 2007

El Juego II - Aproximaciones

Tuve la oportunidad de examinar las dos caras de la moneda en una sola noche. Por un lado, empecé la velada en la típica forma del adolescente sin demasiado introspección, en una discoteca y con la música bailable de moda. Es evidente que las mujeres en estos sitios se arreglan para obtener la atención de los hombres, o como descubrí alguna vez, simplemente para lucir mejor que las demás y alimentar el ego propio. Es por esto que la belleza simplemente saltaba a la vista, mostrando la genética y las horas de trabajo en gimnasio de las preocupadas por su apariencia, así como los contrastes entre los grupos de personas de todo tipo. Este era un mundo al que no pertenezco, pero aun así la idea de socializar parecía ser la primicia del día, recordando que todo esto es para que un amigo consiga su musa.
El juego tiene otra connotación en estos lugares, las miradas no tienen demasiada importancia, la iluminación pobre reduce la posibilidad de observarse por completo, y las vestimentas parecen tomar protagonismo. La situación es bastante hostil. Las apariencias son las que rigen la selección. La actitud puede verse opacada por un cabello bien estilizado, las charlas son poco trascendentes y se tratan de conseguir información en el menor tiempo posible. Aquellos que dominan el baile suelen tener mayores oportunidades de levantar el interés de las mujeres, ellas se dejan llevar, y las parejas más prometedoras duran la noche. Conseguí un correo jugando en este campo, pero la posibilidad de terminar satisfecho con un mundo superficial me hace olvidarlo.

En fin, cansado de esta casa de la ignorancia decidí salir del lugar y retirarme al mío: el Red Soul. No es más que una casa de varios pisos que ha sido adaptada con unos cuantos parlantes para que los no tan obtusos escuchen música no tan obtusa, así que es normal que me sienta en un lugar familiar, donde puedo cantar todas las canciones porque las conozco, y donde la danza se reduce a mover tus pies al ritmo de las percusiones. Fuí con él, el del aura, el amigo que busca futuro romántico y nos sentamos a charlar sobre la noche. El ambiente era distinto, gente hablando sólo por la platica, sólo por disfrutar la música, gente como yo, al menos en parte. Así fue como encontré un par de muchachas solas, y con un acto de valentía me presenté y terminamos los cuatro hablando el resto de la velada. El diálogo fue en torno a la música, y a la vida de universidad. No eran reinas de belleza, pero el diálogo y las cervezas que tenía en mi cabeza las hizo lucir mejor que cualquiera del lugar anterior. La charla se puso emocionante cuando descubrí que una de ellas tenía un pequeño hábito lector, y el hecho de que escuchar suficiente Reggae le ha dado una visión más amplia de la vida. La noche no terminó demasiado bien gracias a que a mi amigo se le subieron los tragos a la cabeza, sin embargo, conseguí el número de la nena del reggae. Tiene un nombre árabe.

Entonces, ¿cuál es el mejor lugar?, ¿cuál es el mejor método?. Evidentemente para alguien amante de la buena música y la charla trascendente parece fácil la opción, pero la presión que hay sobre nosotros para conseguir una mujer nos hace pensar en la facilidad del otro lugar, y esta imagen que tengo de casarme con una rockera francesa rubia hace que se me haga difícil acomodarme entre la ausencia de belleza. Las dos caras de la moneda, y ninguna parece ser mi lugar.

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