jueves, 13 de septiembre de 2007

La Angustia Del Creador

Fue difícil, más de lo que creía. No pensé que iba a tener ese sentimiento especial al compartirlo. Mis canciones las escribo porque quiero, porque me nacen, porque necesitan hacerse. Son sólo letras, pero en ellas pongo todo lo que soy y mis anhelos están proyectados allí. Debido a la inexperiencia en composición de mi banda, parece que la responsabilidad cayó sola y sin desviarse sobre mí, el baterista que toca saxofón y estudió 7 años en el conservatorio. Pero para esto no te preparan: bemoles y armonías no hablan de la escritura y la composición. Escribir es un ejercicio reciente, y al igual que estas entradas, son personales, joyas para mi goce en el futuro. Estoy seguro de que releeré este blog demasiadas veces en mi vida, y me daré cuenta de lo mal que escribía, o de lo trivial que podría llegar a ser. Hoy copié en el bloc de notas tres letras que escribí y se lo envié a mi bajista para que opinara. No sé por qué lo hice, creo que me dejé llevar por la emoción misma de haberlas terminado, pero no pensé lo que sucedería después de recibidas. Esos escritos dejaron de ser míos, empezaron a ser de los demás. El sentido de pertenencia de tus palabras son únicas, pero perdí ese privilegio al hacerlo. Entonces aparecen más preguntas. ¿Cómo me sentiría si algún conocido lee este blog? Sería desgarrador. En mis escritos soy vulnerable, romántico, franco, y no tengo ningún escudo protector como puede existir en un lenguaje hablado. Esto es un ejercicio de soledad, de ejercitar el razonamiento, de creación, de imaginación. Esta parte intelectual me la escondo para evitar aún más miradas extrañas en los circulos anti personales en los que tengo que vivir, y logro ser uno más que disimula su maldición: pensar demasiado.
Entonces parece claro que sólo escribo para mí. Soy mi propio lector y mi propia fanaticada, editor y productor. Esto que digito sólo lo leeré yo, y escribir de otra forma parece descabellado, pues esto empezó así, y mis lectores son mis propios demonios.
Keeper, Howl y Rush, mis tres canciones se fueron de mi monopolio sobre mis escrituras, y de repente estoy desamparado. El miedo a que las personas no entiendan el contexto ni el humor en el que creé los textos me hacen angustiar. Tampoco quiero felicitaciones, ningún crédito en especial, y las quisiera de vuelta, pero no funciona así, y hay cosas que se vuelven del dominio público.
Bueno, sabiendo que esto también se limitará a la lectura del creador, creo que no vale la pena insistir en el arrepentimiento. ¿Cómo hacían los grandes para no caer en el orgullo de las primeras creaciones? ¿Los escritores tienen las mismas penas al entregar un trabajo?

No soy García Márquez ni Leonard Cohen, pero el sentimiento debe ser el mismo. La angustia del creador.

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