viernes, 23 de marzo de 2012

El tobillo y la metafísica

Hace falta un acto irremediablemente violento para reconocer la fragilidad de la existencia corporal. Un esguince y el indescriptible dolor asociado me hizo reconsiderar la existencia de un plano metafísico.

Duele. Duele como debe doler un castigo en el infierno. El dolor puede estar en la cabeza, pero mi cabeza decía que había perdido un miembro, decía que un tren de carga había aplastado mi extremidad; en mi cabeza era el final de los tiempos, y por unos alargados instantes, sentí que no tenía una razón para vivir. Quería alejarme de mi pie, abandonarlo a su ya estropiada suerte, dejar mi cuerpo atrás y volar a un lugar donde no interese la carne. Un adorado y cálido lugar sin tobillos.
Dolor. Físico dolor. Dolor pragmático y persuasivo. Dolor sin sangre ni simbolismo. Dolor de nervios y articulaciones. Dolor repugnante. Dolor de mierda.

El cuerpo vale poco. Es un recipiente demasiado sencillo para albergar tanta estupidez y drama.


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