En esas andanzas me encontré con el maestro Alfred Hitchcock, y esta película a la que le he rendido culto por siempre: Psycho. Hay que reconocer que una de las cosas en las que acierta es el uso de la música, y en el inicio de la película se reconoce con facilidad la tónica del largometraje.
Era 1960, y no fueron necesarios altos presupuestos ni efectos especiales avanzados para lograr una de las escenas más recordadas de la historia del cine. El maestro del suspenso Hitchcock en su máxima expresión.
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