Hasta qué punto es auténtico el interés. Hasta qué punto el ejercicio social se convirtió en una obsesión. Los pequeños experimentos, los ratones de laboratorio a mi alrededor. Cada vez que soy consiente del efecto de mis palabras, o cada vez que manipulo reacciones, ¿son realmente desde una posición pensante y reflexiva o son nuevas formas de mi carácter que ya no puedo separar?
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